Sala de Prensa

08/03/2013

Columna: Mackenna y la presunción de inocencia

El siguiente artículo, escrito por el Defensor Regional de Los Lagos, Francisco Geisse, fue publicado este viernes por el diario El Llanquihue de Puerto Montt.

El Defensor Regional de Los Lagos, Francisco Geisse.

El Defensor Regional de Los Lagos, Francisco Geisse.

Finalmente la jueza Valeria Echeverría, del Tribunal de Garantía de Viña del Mar, sobreseyó el jueves la causa contra el conductor de televisión Pablo Mackenna por supuestos abusos sexuales a una menor en el Casino de la Ciudad Jardín, causa en la que fue representado por el defensor penal público, Antón Carrasco.

En un arranque de sinceridad, al finalizar la audiencia, la magistrada comentó que “probablemente, si el imputado no hubiere sido una persona tan conocida por la prensa rosa, y defendido en este caso por la prensa rosa, esto pudiera haber tenido otro destino. A la gente no le hubiera importado, ningún testigo se habría comunicado con la defensa”.

Efectivamente, Pablo Mackenna no sólo fue sobreseído tras un mes de investigación, especialmente activa por parte de la defensa, además nunca fue sujeto a prisión preventiva, como si ocurre  con la mayoría de los imputados por este tipo de delitos.

Entonces surgen dos interrogantes: ¿Qué habría ocurrido si la escena del encuentro entre Pablo Mackenna  y una niña no hubiera sido registrada por las cámaras de seguridad del Casino de Viña del Mar?

¿Y si además el hecho hubiera involucrado a un ciudadano anónimo y no al animador de televisión? ¿Y si esta persona hubiera sido un joven, de aquellos a quienes con ligereza se califica de “flaite”; o un mapuche, un peruano o una lesbiana?

Al menos una respuesta es obvia. La tarea de la defensa habría sido aún más difícil y por supuesto aún más incomprendida: si no hubieran existido cámaras, lo más probable es que Mackenna habría padecido prisión preventiva, los otros, sin ninguna duda.

A lo anterior, deberíamos agregar la exhibición del imputado por la policía, la condena anticipada de la opinión pública, la inevitable información de los medios de comunicación y la sensación creada de estar viviendo en una situación de inseguridad permanente. Y, el imputado, sobrellevando todos los efectos negativos que involucra una denuncia de este tipo, tanto a nivel laboral, familiar como social.

Es la dura realidad de muchos imputados que han sido víctimas de denuncias por supuestos abusos sexuales: la precariedad de la prueba ante la cual, por lo general, se imponen medidas cautelares de encierro. En el caso de Mackenna, sin la grabación de las cámaras de seguridad y con la sola denuncia de la madre es más que probable que se hubiera decretado su prisión.

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