Sala de Prensa

28/08/2015

Si no pagamos las viejas cuentas pendientes, cualquier reforma legal no servirá, por necesaria que resulte

LRPA: el problema no se resuelve de esta forma

La principal pregunta es si las soluciones a la justicia juvenil pasan sustancialmente por reformar un texto legal o por implementar bien un sistema que partió mal. El endurecimiento que sufrió durante su discusión es parte de los problemas de hoy. (Columna publicada en diario La Tercera el 08 de agosto del 2015)

Gonzalo Berríos, jefe Unidad Defensa Penal Juvenil

Gonzalo Berríos, jefe Unidad Defensa Penal Juvenil

Por Gonzalo Berríos D.,
Jefe Unidad Defensa Penal Juvenil y Especializadas.

El problema de fondo de la ley penal juvenil no es ser “blanda”. En medio de análisis tipo cuña y propuestas fantasiosas de soluciones, la Fiscalía ha difundido información del primer semestre con datos que van en sentido contrario a la sensación ambiente sobre los adolescentes.

¿Qué dice la información si comparamos este semestre con el del año anterior? El ejercicio resulta muy llamativo porque el período del 2014 fue compartido por dos gobiernos distintos. Sin embargo, sólo ahora se ha provocado un clima de alarma. Según el informe, el número de adolescentes imputados fue de 21.891, esto es, 2.138 menos que el primer semestre de 2014 (24.029).

En cuanto a los delitos, hay una disminución de 2.030 en el actual semestre respecto del pasado, y si uno revisa específicamente los robos, también sorprende el hecho que estos hayan aumentado en 83 casos, pero que dicha alza no haya sido en la Región Metropolitana, menos en la zona oriente. Además, las condenas subieron un 5%, las salidas alternativas bajaron de 30 a 17,8%, y los jóvenes en internación provisoria aumentaron de 738 a 756 durante el primer semestre de 2015. 

De acuerdo con las cifras, ni han subido las denuncias contra adolescentes ni el sistema es más “blando” que hace un año. Por eso, agitar un clima de alarma no contribuye en identificar los problemas y encontrar sus soluciones.

¿Quiere decir esto que la justicia juvenil funciona bien? Claro que no. De hecho, la mayoría del panel que evaluó sus condiciones de implementación los años 2006-2007, señaló que no estaban las condiciones mínimas para lograr los ambiciosos objetivos propuestos. Aunque progresivamente hay mejoras, la brecha entre la ley y el funcionamiento real de la justicia juvenil sigue siendo enorme.

Un ejemplo: durante la internación en régimen cerrado se debe asegurar la plena garantía de la continuidad de los estudios del condenado. Basta ver lo que indican las comisiones de supervisión de centros para conocer las carencias en esta y otras materias claves para la integración social. 

La debilidad del soporte socioeducativo que debe asegurarse durante la ejecución de las penas afecta negativamente a los adolescentes. Si el problema fuera básicamente legal, ¿por qué en otros países las mismas sanciones funcionan mejor? Urge la creación de un nuevo servicio para jóvenes infractores y la revisión del modelo de subvenciones a privados para hacer cumplir las penas. 

También hay que sincerar que no tenemos un sistema especializado de justicia juvenil. Por ejemplo, más del 80% de los jueces tuvo capacitación sobre la ley, pero ¿hubo evaluaciones? ¿Hay un trato diferente en la gestión? Se reclama que hay niños que no cumplen sus penas, pero ¿se hace algo considerando la experiencia internacional, que muestra que concentrar tales casos en pocos fiscales mejora la efectividad del sistema? Y en la defensa, ¿qué ocurre donde no hay especialización? 

Son muchas las falencias que necesitan respuestas, no “señales”. El delito es un tema serio que debe ser tratado con enfoque de política pública y no de popularidad o rating. Las “sensaciones” pueden llevarnos a cambios legales apresurados que muy pronto nos lleven otra vez a “sentir” que la ley no funciona. Con populismo los problemas no disminuirán, más personas sufrirán y botaremos recursos.

La principal pregunta es si las soluciones a la justicia juvenil pasan sustancialmente por reformar un texto legal o por implementar bien un sistema que partió mal. El endurecimiento que sufrió durante su discusión es parte de los problemas de hoy. Si no pagamos las viejas cuentas pendientes de su implementación, cualquier reforma legal no servirá, por necesaria que resulte.

Columna publicada en diario La Tercera: http://www.latercera.com/noticia/opinion/2015/08/893-642035-9-el-problema-no-se-resuelve-de-esta-forma.shtml

  • subir
  • imprimir
  • volver