Sala de Prensa

11/06/2020

La historia de Carlos García, defensor local jefe de Colina, y su experiencia con el Covid-19

Primer contagiado y recuperado de la Defensoría: “Por el Coronavirus sentí la discriminación”

Este abogado de la Universidad de Concepción, que es jefe de la Defensoría Local de Colina desde que comenzó a regir la reforma procesal penal en Santiago, en 2005, se contagió litigando en tribunales y reconoce que pasó susto.

Por José Ignacio Aguirre O.,
Defensoría Regional Metropolitana Norte

Fue defendiendo a un imputado en el Tribunal de Garantía de Colina donde se contagió. Escuchó al magistrado toser más de una vez, y aunque a principios de marzo no se visualizaban todavía los niveles que alcanzaría la crisis sanitaria, el defensor local jefe de Colina, Carlos García, igualmente se preocupó.

“En Chile aún no pasaba nada, pero teníamos la información internacional de que el virus ya estaba en Europa y que inevitablemente iba a llegar a Chile”, recuerda.

Tras este episodio, empezó a cumplir cuarentena preventiva en su casa, en un momento en que coincidió con el inicio del trabajo a distancia de la Defensoría Regional Metropolitana Norte (DRMN). Unos días después de esa audiencia comenzó a sentir un malestar parecido a un resfrío. “Se confirmó que una segunda magistrada tenía el virus y después que otros dos funcionarios también se habían contagiado”, dice.

García confiesa que ahí se asustó. Por su esposa, por sus hijos -de 13 y 14 años- y por él mismo, ya que padece enfermedades de base que lo situaban dentro de los grupos de mayor riesgo sanitario. “En general tengo buena salud y me siento bien, pero tengo 59 años y tengo diabetes e hipertensión, que están controladas. De acuerdo con la información que había, enfermarse de Covid-19 no era recomendable”, explica.

Este abogado, titulado en la Universidad de Concepción, fue el primer contagiado de la Defensoría Penal Pública con el peligroso Covid-19. García es un defensor público totalmente identificado con el territorio en el que ejerce desde hace 15 años como defensor local jefe, ya que vive, trabaja y, en general, desarrolla toda su vida laboral y familiar en esta comuna, que se extiende por la periferia norte de Santiago.

EFECTOS SOBRE EL ÁNIMO
García cuenta que cuando fue al médico, éste no quería hacerle el test PCR, ya que aún no tenía los síntomas más característicos de la enfermedad. Él insistió. “El examen salió positivo y días después comenzaron los síntomas más distintivos”, señala.

“El médico me informó que tenía que aislarme en mi casa, pero no de mi familia, porque ellos con toda seguridad ya tenían que haberse contagiado. Como habían pasado ya varios días, dijo que lo más probable es que fueran asintomáticos, lo que afortunadamente fue así. Nunca se enfermaron”, afirma.

Dolor de cabeza sin fiebre y malestar general con dolor muscular, similar a una fuerte gripe, fueron algunos de los síntomas que experimentó.   

“Lo que más me afectó fue el ánimo. Realmente no tienes ganas de hacer nada, ni siquiera de ver una película. Este desánimo me duró una semana. Cuando me empezaron a volver las ganas de hacer cosas me convencí de que me estaba recuperando y pude olvidarme de visiones terribles, como verme entubado con respirador mecánico”, dice aliviado.

Hoy se siente afortunado de que no se le desataran las dolencias más graves de la enfermedad. “Pasado el periodo más malo, como yo estaba en cama en la casa y comía normalmente, mis hijos me hacían bullying bromeando con que en realidad no estaba enfermo, porque no me pasaban las cosas terribles que informaban por la TV”, señala.

SENTIR LA DISCRIMINACIÓN
Ya recuperado, la primera salida que tuvo fue para ir al dentista por un fuerte dolor molar. Explica que al llegar al centro dental sintió el efecto colateral más brutal de la enfermedad.

“La recepcionista me hizo algunas consultas de rutina por la cuarentena. Cuando me preguntó si yo había tenido contacto con alguna persona contagiada y le dije que había estado enfermo por Coronavirus, pero que ya me había recuperado, a ella le cambió el semblante. Fue a hablar con otras personas. Se escuchaba al dentista decir, ‘pídanle el carnet de Mañalich’. Al rato sale la administradora y me invita a salir del lugar. En la calle me explica que no podían atenderme, hasta no tener un certificado de que ya no contagiaba. Inútil fue explicarle que me habían dado de alta y que ya habían pasado 28 días desde el contagio. No me atendieron”, relata.

Como necesitaba atenderse, fue a la Clínica Alemana para obtener el certificado de alta. Volvió al centro dental, ubicado en Vitacura, y a pesar de exhibir el documento, de nuevo le negaron la atención.

“Ahí me indigné, porque me sentí abiertamente discriminado. Les dije que emprendería acciones judiciales y me fui”, rememora.

Sin embargo, lo llamaron por teléfono para fijar una nueva hora para la atención. “Cuando entré al centro dental fue como que llegara un ministro de Estado. Todos se movilizaron". Cuenta que se disculparon con él y se justificaron diciendo que no tenían protocolos para atender a una persona que se hubiera enfermado por el virus. “Cuando pasé a la consulta me encontré con un astronauta de la NASA. ¡El dentista estaba forrado entero!”, relata.

RETORNO AL TRABAJO
Estaba previsto que Carlos García volviera a sus labores a fines de abril, en modalidad de trabajo a distancia, como todos los funcionarios de la Defensoría. A poco andar, el jueves 14 de mayo, la prensa desde temprano informó de un motín en la cárcel Colina 1, uno de los dos recintos penales que hay en su zona. Según informó Gendarmería, los incidentes se iniciaron porque los internos de una de las torres rechazaron que los funcionarios hicieran una revisión de sus celdas. 

“Como defensor local jefe fui a Colina 1 con gente de la Defensoría Regional Metropolitana Norte (DRMN), para ver en terreno lo que estaba pasando. Entramos a la cárcel con el jefe de Estudios, Octavio Sufán, y con el periodista, para observar y registrar lo que estaba pasando”, señala.

Agradece la transparencia con que actuó Gendarmería, ya que pudieron hablar sin restricciones con algunos de los internos heridos que estaban en la enfermería. “Su versión fue que se opusieron a que los sacaran de sus celdas, porque iban a juntarlos a todos en la cancha del recinto y eso lo consideraban riesgoso, porque no respeta las recomendaciones de distanciamiento social”, precisa.

Advierte también que esto es coherente con la conducta que han tenido los internos de Colina 1 y Colina 2, que han sido muy responsables al mantener la cuarentena y, de hecho, no registran casos de contagio. Añade que a petición de ellos se suspendieron las visitas de sus familiares, para disminuir el riesgo de que alguien del exterior ingrese el virus a ambos penales.

Carlos García concluye reflexionando que en los últimos meses le ha tocado difícil. Primero con el estallido social, cuando la sede de la defensoría local que dirige fue saqueada y destruida. Y después con la pandemia, en que se enfermó de Covid-19. Pero ya recuperado, ve el futuro con optimismo, y como está trabajando desde su casa, la falta de oficina no se resiente tanto.

Agrega que otro efecto de la crisis sanitaria es que la reconstrucción de la Defensoría local de Colina debió postergarse, hasta que la situación general del país se normalice. Finaliza enviando un mensaje a sus colegas de la Defensoría, a sus imputados y a la gente en general: “Cuídense, que esta cuestión, no es broma”.

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