Sala de Prensa

24/02/2009

Controles masivos y selectivos de identidad

Columna de Pedro Casanueva Werlinger, Defensor Regional, publicada en El Mercurio de Antofagasta.

Poco a poco nos vamos acostumbrando, lamentablemente, a leer y enterarnos de actividades planificadas, incluso desde el nivel central de nuestras policías, destinadas a desarrollar controles de identidad masivos. Ello enmarcado en políticas de persecución criminal y de prevención del delito. Hace poco  una de las policías anunciaba que se realizaron en varias ciudades del país y en determinados barrios de las mismas.

Se pretende con ello dar una señal a la población de preocupación frente al tema delictual, con la presencia policial en determinados sectores de nuestras ciudades. En principio ello parece saludable y es visto con  buenos ojos por la comunidad que siente que las policías están en las calles “dando la cara al delito” y asumiendo  una “guerra contra la delincuencia”.

Sin embargo, esto que parece tan sencillo y propio de la actividad de prevención presenta algunos problemas no menores.

Estas acciones se realizan por lo general en sectores humildes de nuestra ciudad, generando con ello estigmatización de determinados barrios o poblaciones.

Se procede al control masivo de personas, en la mayoría de jóvenes que por regla general ocupan espacios de la calle para sus relaciones  sociales. Son jóvenes mayoritariamente pobres. Se les estigmatiza, se les etiqueta. Vamos construyendo un discurso del otro, quien es diferente y se le debe enfrentar y atacar con todas las armas y herramientas posibles. Esto es lo que se denomina como la edificación de un Derecho Penal del Enemigo. El otro es distinto a uno, el otro es un enemigo. En esta lógica de diferentes se puede, a juicio de muchos estudiosos del tema, relajar las garantías y establecer categorías de derechos, para los “buenos” y otro para los ”malos”.

Cuidado entonces con ser pobre, con vivir en sectores vulnerables, porque puede ser considerado en la categoría de los malos o de los sospechosos.

Debemos, entonces, suponer que cuando se realizan estas actividades masivas, acompañadas de gran difusión en los medios de prensa e incluso acompañadas de autoridades administrativas, las docenas o cientos de personas controladas se encontraban en cada una de las hipótesis que la ley exige para que el Control de Identidad se desarrolle en condiciones de plena legalidad. Alguien puede afirmar esto razonablemente (¿?)

No se estará utilizando el Control de Identidad más allá de las condiciones y requisitos que la ley impone a las policías y a los encargados de la prevención y de la persecución criminal?

¿No será que estamos cediendo espacios de libertad de los ciudadanos  por una promesa de seguridad?

Difícil será construir una sociedad democrática y segura, si desnaturalizamos paulatinamente nuestras instituciones como el Control de Identidad que también pretende dar seguridad a los ciudadanos en términos de que no serían objeto de controles y de detenciones abusivas.

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