Sala de Prensa

05/05/2009

25 muertos en cárceles chilenas

Columna del Defensor Regional de Magallanes, Juan Vivar, publicado en el Diario Electrónico de la Patagonia de Radio Polar (www.radiopolar.com)

En lo que va corrido del presente año 25 personas han muerto al interior de cárceles chilenas, de las cuales diez perdieron la vida en el incendio de hace unas semanas en la cárcel Colina II en Santiago. En nuestra región un interno murió producto de una riña en el Complejo Penitenciario de Punta Arenas.

Lo anterior, nos llama a reflexionar acerca de la política penitenciaria que estamos aplicando como país y debe ser un tema de relevancia en la agenda pública, si creemos lo que dicen las encuestas que la delincuencia ocupa el segundo lugar en temas de importancia para los chilenos copando portadas en los medios de comunicación y estando presente en la conversación cotidiana.

Nuestro país desde el año 1990 a la fecha ha tenido un incremento sostenido de la población carcelaria con cifras que superan los 50 mil presos y con graves problemas de hacinamiento en varios de los principales penales del país. Chile tiene hoy una tasa de 305 personas presas por cada 100 mil habitantes, una de la más alta de los países hispanoparlantes de América.

Estas 50 mil personas encarceladas, están bajo la protección y seguridad del Estado chileno, por ende es el Estado el que debe velar por su seguridad, respeto de sus derechos y dignidad ya que, si bien no guste a muchos, los presos son también personas y tienen derechos, mínimos, para el cumplimiento de las penas.

Sin embargo, más de cien años de mentalidad punitiva, nos han llevado a justificar, en algunos casos vehementemente, que quien comete delitos no tiene ningún derecho, valga la redundancia, a pedir que se respeten sus derechos; criticamos así que tengan abogados que los defiendan y exigimos su inmediato encarcelamiento, olvidándonos de ellos, salvo cuando tenemos un familiar o conocido en tales circunstancias o como recientemente ocurrió, la muerte de 10 personas nos lleva a empatizar unos instantes con quienes están encarcelados, para luego volver a la tranquilidad de nuestra realidad en libertad al fin y al cabo, pensarán muchos, sino la mayoría: ¿qué sentido tiene preocuparse por ellos si no son personas, sino delincuentes que merecen estar presos?.

Surgen así voces que claman por cárceles islas, mientras lejos más y mejor olvidados; otros propugnan el trabajo forzado en cárceles galeras, la esclavitud es rehabilitadora y, por supuesto, la infaltable pena de muerte, efectiva medida para descongestionar las cárceles.

Lo anterior, no es una caricatura, sino quizás lo más difícil de cambiar para reconocer que quienes hoy día cumplen prisión preventiva o penas de reclusión son igual que usted o yo seres humanos, la cuestión es si queremos o no validar aquello.

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