Sala de Prensa

20/11/2009

Error judicial casi lleva a la cárcel a un inocente

Vecino de Río Negro fue detenido por una orden pendiente emanada del Tribunal de Quillota por un delito de homicidio. Tras varias diligencias se comprobó que hubo usurpación de identidad.

Una verdadera pesadilla vivió Pablo Tejeda Reyes, un joven de 30 años domiciliado en la comuna de Río Negro, provincia de Osorno, luego de que fuera detenido por más de cien horas por un delito que no cometió.

El pasado domingo, durante un control de rutina en el sector rural de Chan Chan, Tejeda fue detenido por una causa pendiente de homicidio frustrado en la comuna de Quillota, Región de Valparaíso.

Desde el primer momento de su detención alegó inocencia. Dijo que jamás había visitado esa ciudad y que no tenía nada que ver con la causa que le imputaban, aseveración que era respaldada por sus familiares más cercanos.

Luego del control de detención, realizado en el Juzgado de Garantía de Osorno y durante el cual fue asistido por la defensora María Soledad Llorente, el joven fue trasladado hasta Quillota, cuidad donde también encontró el apoyo técnico de la defensa penal, a cargo del abogado Claudio Peñaloza.

DILIGENCIA EN LA CÁRCEL Tras los primeros alegatos entre la defensa y el fiscal, quedó claro que la bandera de lucha de Tejeda para revertir su situación judicial sería plantear que fue víctima de suplantación de identidad por parte de otra persona, cuestión que lo tenía viviendo este duro trance.

La sorpresa fue mayor cuando se confirmó que el autor de todo era uno de sus sobrinos, quien ya había tenido problemas con la justicia y usó la identidad de Pablo Tejeda Reyes cuando fue procesado en febrero de 2004 por el delito de homicidio frustrado y lesiones leves. Incluso, esta persona cumplió condena en el penal de esa zona entre julio de 2004 y marzo de 2005, pero suplantando el nombre de su tío.

Cuando todos los antecedentes fueron expuestos en la audiencia, de inmediato personal de la Policía de Investigaciones (PDI) comenzó a realizar las diligencias con el fin de establecer la identidad de la persona que estuvo presa. Una vez en el centro de reclusión de Quillota, los policías revisaron en primer lugar el registro fotográfico. Ahí lo más llamativo era el parecido que tenía Pablo con el sujeto que estaba retratado en las imágenes penitenciarias.

Como la comparación de las fotografías no fue suficiente, los funcionarios cotejaron las huellas dactilares de ambas personas, las cuales a simple vista eran diferentes. Esta prueba sería finalmente la que le permitió zafar de esta insólita situación, por lo que Tejeda Reyes fue dejado en libertad.

Una vez en su hogar, éste conversó con algunos medios de prensa y dijo que “es difícil poder explicar lo que se siente al pasar por esto. Pegarme el pique hasta Quillota, esposado de mis pies y manos no fue algo muy cómodo”, destacó.

“Queremos interponer una demanda civil en contra del Estado. Ahora estamos buscando asesoría para que nos ayuden a hacer esto. Alguien debe pagar por todo lo que me hicieron a mí y a toda mi familia”, aseguró.

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