Sala de Prensa

07/05/2010

Internos de cárcel de Puente Alto se graduaron de maestros carpinteros

Con el apoyo de la Fundación Paternitas y la empresa Masisa, 10 jóvenes internos del recinto se capacitaron en carpintería y ya entregaron sus primeros muebles de cocina y de baño.

Como un ejemplo de trabajo y posibilidad  de reinserción fue calificado por los internos de la sección juvenil de la cárcel de Puente Alto el Taller de Carpintería que realizaron y que se coronó con la entrega de una primera partida de muebles en línea a la municipalidad local.

La iniciativa surgió del interés de la Fundación Paternitas y contó con la participación de 10 jóvenes internos y el apoyo de la empresa Masisa, que entregó planchas lacadas a los internos, para que las trabajaran y prepararan sus primeros muebles de cocina y de baño, que serán usados en proyectos habitacionales de comuna.

Al acto de graduación, efectuado en la misma sección juvenil del penal, asistieron el alcalde de Puente Alto, Manuel José Ossandón; el presidente de la Fundación Paternitas, sacerdote Nicolás Vial, además de representantes de Gendarmería y de la empresa Masisa.

A la ceremonia fueron especialmente invitados la defensora local jefe de Puente Alto, Ximena Silva, y los defensores penales juveniles Alejandro García y Georgina Guevara, quienes vieron el trabajo que durante los últimos cinco meses realizaron los internos para dar forma a los muebles.

Para la defensora juvenil, esta iniciativa es un ejemplo de reinserción real para los muchachos, con el mensaje de que son útiles para la sociedad y que pueden desenvolverse en el mundo laboral, además de servirles para olvidar por algunas horas el encierro y vivir la experiencia de ser parte de una empresa.

La iniciativa fue valorada positivamente por los propios jóvenes, como lo dejó entrever C.C., de 20 años: “Lo principal era tener paciencia para hacer un buen trabajo, porque después te das cuenta que haciendo los muebles a tontas y locas es para peor”. Este interno valoró igualmente que se le enseñara un trabajo que le permitiría subsistir en el medio libre, lo que se suma al hecho de que parte del dinero que les entregaban como remuneración fue depositado en una cuenta de ahorro, a la que podrán acceder una vez que estén libres.

Para el monitor del taller, el ‘profe’ José Astroza -como le decían los jóvenes-, lo más importante es ver el cambio que en tan pocos meses lograron los internos, por cuanto pudo transmitirle a estos jóvenes la forma y el método de trabajo aun cuando algunos “nunca habían tomado un martillo. El trabajo que realizamos con los chiquillos lo encuentro muy positivo, en especial cuando se les entregan herramientas para que puedan trabajar una vez que salgan de acá. Pienso que este taller debería replicarse en muchas otras cárceles, para que los internos sientan que pueden ser útiles y ganarse su dinero fruto de su trabajo”.

  • subir
  • imprimir
  • volver