Sala de Prensa

20/10/2010

Tribunal sobreseyó a imputados de homicidio por actuar en legítima defensa

Familia había sido atacada el pasado 19 de junio en su casa, ubicada en Misquihué, comuna de Maullín. Ese día tres hombres armados intentaron ingresar a la vivienda para asaltar al grupo familiar.

José Héctor Hernández Ojeda (73) y su hijo José Luis Hernández Gallardo (25) por fin vuelven a sonreír. Cuatro meses después de haber sido atacados por tres hombres armados -que intentaron entrar a su casa para asaltar a su familia- y luego de ser formalizados como autores del delito de homicidio, el Tribunal de Letras y Garantía de Maullín decretó el sobreseimiento definitivo de la causa en que la eran investigados como supuestos autores de la muerte de uno de sus agresores.

La medida, basada en que José Hernández y su hijo José Luis actuaron en legítima defensa al dar muerte a Miguel Alexis Miranda Ojeda, fue comunicada a las 9.30 horas de hoy por la jueza Jacqueline Oliver.

Según explicó el Defensor Regional de Los Lagos, Francisco Geisse –quien lideró a los defensores públicos de padre e hijo (foto exterior)- “el sobreseimiento pone fin al proceso. Equivale a la absolución, tiene sus mismos efectos y fue dictado por considerar que ambos imputados se encontraban exentos de responsabilidad criminal y que su actuación se encontraba autorizada por el ordenamiento jurídico”.

DEFENSA PROPIA Al desistir de su pretensión punitiva, la fiscal Ingrid González comunicó que de acuerdo con los antecedentes recopilados por la Policía de Investigaciones o aportados a través de las declaraciones de los testigos y de los propios imputados, se pudo establecer que éstos actuaron en defensa propia. Esto fue reafirmado por Geisse, quien durante la audiencia explicó que desde el primer día la defensa –integrada también por el abogado Gonzalo Castro (foto interior)- sostuvo que los imputados actuaron amparados en la figura de la defensa propia.

El Defensor Regional agregó que esta postura se reafirmó con los antecedentes aportados tanto por los propios imputados como por la esposa y madre de ellos, Diba Gallardo, quien fue testigo y víctima del asalto. Además, la Defensoría encargó el desarrollo de un peritaje social y otro planimétrico, orientado a aclarar las circunstancias del hecho.

Geisse aclaró que debido a la fuerte convicción que tenían los abogados de la DPP sobre la inocencia de sus defendidos, la institución apeló a las medidas cautelares solicitadas por el Ministerio Público e interpuestas por la jueza Jacqueline Oliver tras la formalización de ambos por homicidio simple. Estas medidas obligaban a los imputados, que no tenían antecedentes penales, a permanecer con arresto domiciliario nocturno y a no salir del país.

Finalmente, gracias a que este recurso fue acogido por la Corte de Apelaciones, José y Miguel Hernández pudieron permanecer en libertad mientras se les investigaba y no sufrieron un castigo anticipado.  

LOS HECHOS Los hechos ocurrieron cerca de las 20.20 horas del sábado 19 de junio, cuando José Luis Hernández Gallardo escuchó que silbaban fuera de su casa, ubicada en el sector Misquihué de Maullín. Al salir, tres hombres le pidieron hablar con su padre. El anciano, un pequeño agricultor y transportista, salió al encuentro de los extraños, quienes -junto al portón de su casa- le contaron que su vehículo estaba empantanado y le solicitaron ayuda para remolcarlo. Él les dijo que no podía en ese momento, pero sí en la madrugada. Los sujetos le dijeron que esperarían y le pidieron un poco de comida.

Ante esto, el agricultor fue a su casa en busca de pan. Cuando regresaba se encontró con los tres individuos dentro de su jardín. Estos se abalanzaron sobre él y lo golpearon en la cabeza con el mango de una pistola.  Su hijo, al ver lo que estaba ocurriendo, corrió a la cocina, sacó un cuchillo y los enfrentó. Mientras esto ocurría, el papá se puso de pie y trató de volver a la casa. Uno de los sujetos lo siguió y al entrar se encontró con Diba Gallardo (69,) la dueña de casa, a quien golpeó y amenazó.

La mujer trató de defenderse con su bastón, mientras su hijo la ayudaba. En ese momento el padre regresó portando un arma. Al ver a su hijo sangrando y herido, disparó contra el sujeto que lo atacaba, identificado como Miguel Miranda, quien alcanzó a correr un par de metros y después cayó muerto a la salida de la casa.        

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