Sala de Prensa

22/06/2011

En el CIP de San Joaquín se realizó la Tercera Cuenta Participativa de la Defensoría

Organizados en grupos y con el apoyo de la División de Organizaciones Sociales, los jóvenes internos en el centro opinaron abiertamente sobre el trabajo de los defensores públicos.

Por acá Ricardo y Giordano, por allá Josué, Pedro y Salustio. Ellos y sus compañeros observan atentamente a Paula Vial, la Defensora Nacional, cuando ella comienza la tercera cuenta participativa que organiza la DPP, efectuada esta vez en el Centro de Internación Provisoria (CIP) de San Joaquín, que dirige Iván Sepúlveda.

El gimnasio de este recinto del Sename está lleno, aunque sólo participa una parte de los 217 jóvenes de entre 14 y 18 años que viven en el CIP, a la espera de que la justicia se pronuncie sobre los delitos que se les imputan. El resto son directivos y funcionarios de todas las áreas de la propia Defensoría, que asisten para involucrarse directamente en este contacto con los menores.

Se trata de un tema relevante para la institución, pues desde la entrada en vigencia de la Ley de Responsabilidad Adolescente, hace cuatro años, la DPP ha atendido a más de 120 mil menores de edad, de los cuales cerca de 48 mil eran de la Región Metropolitana.

En el gimnasio también hay gente de la División de Organizaciones Sociales (D.O.S.) de la Secretaría General de Gobierno, que ha colaborado desde el principio para organizar esta actividad. La idea es simple: junto con dar cuenta de los principales hitos de la defensa penal juvenil durante 2010, Paula Vial invita a los jóvenes internos a dividirse en grupos –integrados también por funcionarios de la DPP y de la D.O.S.-, para responder juntos dos preguntas centrales: ¿cuáles son las principales dificultades que observan en el servicio de defensa? Y ¿cómo podría mejorar el servicio que entregan los defensores a los jóvenes imputados?

“La idea es que ustedes puedan conversar en grupos y entregarnos su visión sobre el rol que estamos cumpliendo e incluso hacer propuestas de cómo creen que podríamos hacerlo mejor. Más que hablar de nosotros, hoy venimos a escucharlos. Queremos que conversen abiertamente con nuestros directivos sobre la Defensoría”, les dice la Defensora Nacional antes de empezar.

CRÍTICAS Y SOLUCIONES Los cuatro grupos de discusión debatieron por más de una hora. Lentamente, motivados por los encargados y el respectivo facilitador de la D.O.S., los jóvenes empezaron a opinar en serio, a contar lo que les pasa. Y también a proponer ideas para resolver estos problemas. Y aunque la información resultante debe ser aún contrastada y sistematizada, hay conclusiones que se repitieron al ser expuestas por los internos representantes de cada grupo:

“Nos faltan más visitas de los defensores. Hay compañeros que no han sido visitados en un mes (…) No se entiende lo que dicen, falta que expliquen mejor, que entreguen más antecedentes (…) Cambian mucho de abogados, casi nunca nos toca el mismo en las audiencias…”.

Y lo mismo a la hora de las propuestas de solución: “Si vinieran y entregaran más información, no serían necesarias tantas visitas y uno podría entrar en mayor confianza (…) Que lleguen más preparados a las audiencias, con antecedentes para refutar a los fiscales (…) Que no prometan cosas, que nos digan al tiro si vamos a ser condenados o no”.

Tras el término de este fructífero diálogo, internos y visitantes compartieron informalmente en el patio del recinto –hubo sándwiches, galletas, bebidas- y luego los defensores de la DPP atendieron individualmente a los jóvenes que solicitaron asesoría específica sobre sus causas.

Francesca Poggi, coordinadora de temas de participación ciudadana en la DPP, explicó luego que la información aportada por los menores será ahora ordenada y sistematizada, para luego ser enviada a las distintas Defensorías Regionales del país, con el objetivo de que las conclusiones sirvan para mejorar los procedimientos institucionales, en este caso en la defensa de adolescentes.

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