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25/07/2011

Concertista de Colina I y banqueteras del CPF de Santiago protagonizaron Cuenta Pública 2011 de Defensorías Metropolitanas

Defensores Regionales Leonardo Moreno y Claudio Pavlic entregaron reconocimiento a estos imputados, quienes constituyen un ejemplo de rehabilitación y reinserción.

“La cárcel me hizo bien”, dice Marcelo Pefferle (42), ex concertista en corno de la Orquesta Sinfónica de Chile. Vigilado de cerca por un dispositivo de cinco gendarmes armados, Marcelo acaba de terminar su presentación en la Cuenta Pública 2011 de las Defensorías Regionales Metropolitanas Norte y Sur, un evento anual que se ha transformado en un espacio para destacar la importancia de la música en la rehabilitación de personas presas.

Recibe un aplauso cerrado y luego explica que “para mí es un orgullo que me hayan invitado. Me siento muy contento, porque de esta manera yo le muestro al país que sí se puede lograr una reinserción social dentro de una cárcel. Me ha servido mucho estar privado de libertad, porque tenía un problema de adicción a las drogas, por lo cual cometí un error”, dice.

Aunque parezca tragicómico, fue condenado a poco más de siete años de presidio por robar un chaleco y un pijama desde el patio de una vecina, razón por la que ahora cumple una condena a siete años en el complejo carcelario Colina II. Pero detrás hay una historia mucho más compleja:

“Desde niño tuve un problema de inseguridad y después, en la universidad, probé la marihuana y así sucesivamente fui conociendo otro tipo de drogas, así que me transformé en un adicto. Cuando entré al patio de la vecina estaba en un estado enajenado de la realidad”, recuerda.

ÉXITO Y FRACASO Marcelo es parte de una familia de músicos, por lo que desde chico estuvo rodeados de negras, blancas y corcheas. A los 13 años entró a estudiar música, primero al Conservatorio de la Universidad de Chile y luego al de la Católica. En 1990 entró a la Orquesta Filarmónica del Teatro Municipal de Santiago, donde estuvo siete años, y más tarde, en 2001 ingresó a la Orquesta Sinfónica de Chile, grupo en el que se mantuvo hasta 2004, cuando viajó a Ecuador para trabajar como profesor e intérprete de corno francés en la Universidad de Ambato de la Merced y luego integrar incluso la Orquesta Sinfónica de Guayaquil.

Sin embargo, su prometedora carrera se vio truncada cuando comenzó a sufrir los efectos de un creciente consumo de droga. Primero perdió su trabajo y más tarde, en un momento de crisis, se le ocurrió saltar la pandereta de una casa vecina con una sola idea fija: robar lo que fuera –en este caso dos sillas- para venderlo y seguir consumiendo. Pero fue detenido y formalizado por robo en lugar habitado.

El abogado Octavio Sufán, defensor de la Unidad de Corte de la Defensoría Regional Metropolitana Norte, representó legalmente a Marcelo en aquella época y recuerda que aparte de que tenía la atenuante de intachable conducta anterior, era clarísimo que este músico no tenía el perfil de un delincuente. 

“En esa oportunidad el tribunal entendió este planteamiento y Marcelo fue condenado con beneficios e inició un tratamiento de rehabilitación a través de Paternitas, con muy buen resultado”, explicó

REINCIDENCIA Lamentablemente, un año después Marcelo volvió a caer en las drogas. Su conducta posterior refleja el nivel de enajenación al que llegó: volvió a cometer el mismo delito casi con calco. Saltó un muro para robarse un chaleco y un pijama colgado en el patio vecino. Nuevamente fue detenido y formalizado, pero esta vez el fiscal de la causa fue implacable. Pidió una pena de 10 años de presidio efectivo y el tribunal finalmente lo condenó a 7 años y 184 días.

Si bien en la cárcel siempre su corre el riesgo de la degradación de la persona, Marcelo cuenta que los casi tres años de reclusión que lleva los ha aprovechado para rehabilitarse de su adicción y volver a la música.  De hecho, creó un exitoso taller para los internos de Colina I, espacio que ha abierto nuevas expectativas para sus compañeros de reclusión.

“Dentro de la unidad penal me propuse salir adelante, estudiar y hacer clases con mis conocimientos musicales. Y hoy, gracias a Dios, imparto clases a doce internos en Colina I, a quienes les enseño a leer música y tocar diferentes instrumentos por un plazo de seis meses”.

RECONOCIMIENTO Tras la emotiva interpretación de Pefferle ante las autoridades y funcionarios presentes en la cuenta pública conjunta de ambas reparticiones territoriales de la DPP, los Defensores Regionales Norte y Sur -Leonardo Moreno y Claudio Pavlic, respectivamente- le entregaron un reconocimiento por su trabajo y por la gentileza que tuvo de participar en el evento.

Esta fue su primera interpretación ante un auditorio con público desde que fue condenado, por lo que Marcelo también agradeció a la Defensoría esta oportunidad. La alegre jornada culminó con un abrazo de Marcelo Pefferle con sus familiares, quienes concurrieron orgullosos a verlo: estaban su madre, dos de sus tres hijos, su hermana y varios primos cercanos.

CÓCTEL DE LUJO DESDE EL CPF El aporte de internos en prisión a la cuenta pública no terminó con Pefferle, pues se notó también en el cóctel de honor. Si la historia de Marcelo fue conocida por la Unidad de Comunicaciones de la DRMN durante una plaza de justicia realizada en Colina I, en otro evento posterior profesionales de ambas Defensorías conocieron a las internas del Centro Penitenciario Femenino (CPF) de Santiago.

Empanadas con gran variedad de rellenos, pasteles, dulces y otros productos de cóctel -todos muy bien presentados- eran elaborados en el taller de repostería del CPF. Las internas, a cargo de la responsable del taller, la cabo Iris Sendra, ya tenían experiencia en eventos de Gendarmería. Pero ahora, por primera vez, les ofrecían encargarse de un banquete puertas afuera.

Tras el evento, la opinión unánime fue que el  cóctel no sólo resultó excelente, sino que muy abundante. En reconocimiento, Moreno y Pavlic les entregaron un regalo a Josefina, quien representó a sus cinco compañeras que trabajaron como  garzonas y agradeció emocionada a la Defensoría por esta oportunidad de trabajar.

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