Sala de Prensa

08/09/2011

¿Qué hacemos los defensores?

La siguiente columna de opinión, publicada el pasado domingo 4 de septiembre en el diario El Labrador de Melipilla, fue escrita por la Defensora Local Jefe de Talagante.

Seguramente los lectores se han preguntado -en no pocas ocasiones- qué hace un defensor penal público y por qué el Estado financia la existencia de éstos. Cabe primero dejar sentado que nuestro lema, que reza “sin defensa no hay justicia”, encierra más que una simple frase, pues para la comunidad internacional la acción penal en el marco de un Estado de derecho democrático sólo es legítima cuando el sujeto sometido al rol juzgador estatal ha contado con una defensa letrada.

Resulta paradójico pensar que los vecinos y vecinas, en general, siempre se ven como víctimas y nunca se imaginan como imputados. Nadie piensa qué significa tener sobre sus cabezas la espada de la judicatura y la persecución penal. Menos la cárcel sobre sí. Empero, la vida es un riel circular de trenes, cuyos carros llevan a destinos insospechados…

En las diversas reuniones que sostenemos con grupos de vecinos, organizaciones sociales o apoderados de colegios, me interrogan -a veces incluso con incisivas consultas- sobre cuál es nuestro rol, partiendo de frases absolutas y llenas de prejuicios. Frases inquisitivas, armadas y rodeadas de juicios de valor, propias de la divinidad, pero dichas por seres humanos imperfectos, que suelen ver la imperfección y el error en “el otro”. Oraciones e interpelaciones como: ¿defendería usted a un pedófilo o a un violador? ¿y si fuera uno de tus hijos la víctima?

Hay tanto que podríamos responder. Sin embargo, baste señalar un par de ideas matrices. A saber, el derecho debe ser afectivamente neutro. Distinta es la reacción humana que uno tendría si está directamente involucrado. Eso no habla de inconsecuencia, sino de profesionalismo. En el trabajo diario, los defensores están obligados a cumplir con ciertas normas que le son propias a la labor que realizan.

Los defensores no buscamos la impunidad, sino que nos preocupa y procuramos que ningún inocente pueda ser objeto de una condena o una falsa imputación. En esa perspectiva, el defensor lucha por los intereses de su representado, dentro del marco de la ley y el derecho. Igualmente en aquellos casos en que un tribunal de la república determine que una persona es culpable, se le apliquen las penas justas. 

Nuestra misión es “proporcionar defensa penal de alta calidad profesional a las personas que carezcan de abogado por cualquier circunstancia, velando por la igualdad ante la ley, por el debido proceso y actuando con profundo respeto por la dignidad humana de los representados.” No es nuestro rol buscar elementos de imputación, tampoco efectuar actos dolosos para ocultar prueba. Nosotros debemos buscar el mejor escenario para nuestros defendidos y tratarlos -por sobre todas las cosas- con dignidad y respeto. 

Por Mitzi Jaña F. Defensora Local Jefe de Talagante.

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