Sala de Prensa

04/10/2011

Política criminal: política social

La siguiente columna de opinión, escrita por el Defensor Regional del Maule, fue publicada hoy en diario El Centro de Talca.

El viernes recién pasado me tocó asistir a la Comisión Regional de Seguridad Pública y debo confesar que me retiré tranquilo, ya que el secretario ejecutivo mencionó algo clave para quienes hemos estudiado el ‘fenómeno delictual’ con algo más de profundidad y sentimos que el Estado debe hacer mucho más de lo que ha hecho en torno a esta temática hasta ahora.

Señaló que la única forma de avanzar más en los números que presentó es con una política social, de salud y educación, ya que no se saca nada con tener más carabineros en las calles si no se avanza en ese sentido.

Y es ahí donde está la clave en la ‘lucha contra la delincuencia’, en una política estatal integral. Eso se llama POLÍTICA CRIMINAL, que es mucho más que una política carcelaria o política de seguridad pública, por ejemplo.

Obviamente, estas últimas son aristas de la primera, pero no las únicas a las que hay que apuntar y fortalecer con recursos. Se los explico fácil: no son las más relevantes, porque operan cuando el delito ya se ha producido. En efecto, la cárcel se aplica, en términos amplios, a quienes ya han exteriorizado la conducta reprochada por la sociedad y, en general, los policías actúan ante la comisión de ilícitos y los fiscales actúan para perseguir a sus autores.

Si el Estado sólo ocupa estas políticas como parte casi exclusiva de su ‘política criminal’, está dando soluciones de parche y eso es como combatir la enfermedad con más cementerios.

Lo único que nos asegura tornar la cifra de delincuencia en una cifra manejable y con niveles aceptables de violencia es una política criminal integral, que pasa por que el Estado articule todos sus esfuerzos en evitar que el individuo opte por la vía delictual.

Así, con una educación igualitaria (tema muy en boga hoy) y de calidad para la mayoría -pasando por equilibrar la balanza entre técnicos y profesionales- ganamos la batalla contra los llamados corner boys, y pasamos a abultar la cifra de los college boys.

Los primeros tienden a delinquir pues están parados en las esquinas y los segundos no, ya que van al colegio. Al respecto, mencionaré algunos ejemplos de cómo una política integral aplicada en distintos sectores puede incidir en mejorar nuestra sociedad: Con la existencia de salas cunas para todos y todas aseguramos el ingreso suficiente para las familias monoparentales (jefas de hogar) y les permitimos educar desde pequeños a sus hijos. Con la existencia de una política deportiva masiva y de excelencia permitimos que los niños y jóvenes ocupen su tiempo libre en forma positiva. Con políticas salariales adecuadas permitimos que el ingreso de las familias sea suficiente para satisfacer sus necesidades mínimas. O exigiendo que los comerciantes, sin dejar de vender, lo hagan a quien deben hacerlo, como por ejemplo las botillerías y locales de alcoholes, que fomentan y venden sin atajo y a cualquier hora alcohol a los jóvenes, lo que sabemos es un productor de hechos violentos. Con remuneraciones dignas para todos los funcionarios públicos no fomentamos la coima y el cohecho.

En fin, con un fortalecimiento de los valores familiares y de la autoridad paterna lograremos que los jóvenes sean más respetuosos de los demás, de los mayores, de las mujeres, de los más desvalidos, de la propiedad ajena, etc.

Podría seguir dando ejemplos, pero el lector ya captó el mensaje: debemos hacer mucho más de lo que se ha hecho para realmente lograr que Chile sea un país aún menos violento, atacando la raíz del problema y no sus efectos o consecuencias.

Por José Luis Craig Meneses, Defensor Regional del Maule.

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