Sala de Prensa

02/11/2011

Errare humanum est...

La siguiente columna de opinión, escrita por el Defensor Regional de Tarapacá, fue publicado por el diario La Estrella de Iquique.

La noticia de una joven norteamericana que en Italia fue absuelta luego de permanecer más de dos años privada de libertad, imputada por un delito muy grave, dio vuelta al mundo.

Los medios de comunicación social se hicieron cargo: el domingo pasado, el Mercurio de Santiago la cita junto a otros casos, cuyo denominador común es haber sido imputados por delitos y pasar largo  tiempo privados de libertad antes de ser absueltos.

Es decir, inocentes encarcelados en distintas partes del mundo. La presunción de inocencia que, como garantía, existe en toda sociedad democrática, cedida frente a la gravedad de los hechos y la presión social que demanda más seguridad.

En Iquique también ha ocurrido. El último: un joven fue imputado de haber cometido el delito de robo con intimidación y permaneció más de seis meses preso, siendo absuelto el viernes pasado luego de un juicio oral.

Situaciones como éstas seguirán pasando en el mundo lo que, por cierto, no hace sino confirmar lo difícil que es ser justos.

Creo oportuno detenerse para una reflexión. En el caso cercano se pudo advertir durante el juicio cuestiones que son para preocuparnos: una poco prolija investigación, sin objetividad; malos procedimientos policiales, poca acuciosidad en el respeto de las garantías de las personas y también, pienso, conformismo de la defensa durante la privación de libertad.

Es cierto que el juicio oral, con la inmediatez de los jueces, la transparencia y la labor de la defensa, posibilitó que se hiciera justicia, o mejor dicho que se pusiera fin a la injusticia. Y éste es el punto: el juicio oral debiera sólo estar reservado para los casos más complejos; para aquellos en que el error humano (siempre posible) exista, pero no para remendar lo que se hace mal, lo que se hace con desidia, con negligencia, con discriminación. En fin, sin el necesario compromiso  con las personas que forman parte de la sociedad.

Por Arturo Zegarra Williamson, Defensor Regional de Tarapacá.

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