Sala de Prensa

24/07/2012

En el Juzgado de Garantía de Osorno

Defensa logró que sacerdote imputado de abuso sexual dejara la prisión preventiva

El clérigo colombiano permanecerá con arresto domiciliario total en una casa del Obispado de Osorno, en la región de Los Lagos.

María Soledad Llorente, la defensora penal pública que representó al sacerdote colombiano Carmelo Márquez Julio, logró que el Juzgado de Garantía de Osorno revocara la prisión preventiva que afectaba al clérigo desde el mes pasado, cuando fue formalizado por un presunto abuso sexual cometido durante un retiro espiritual carismático.

La decisión fue tomada por el magistrado Alex Franke durante una audiencia solicitada por la Defensoría Penal Pública para revisar la medida cautelar que mantenía encarcelado al sacerdote. Cerca de las 11 horas de ayer, decenas de personas llegaron hasta el juzgado para apoyar al sacerdote.

Las mismas aplaudieron después de que el magistrado accedió a la solicitud de la defensora y cambió la prisión preventiva -la cual calificó como “innecesaria” a esta altura de la investigación-  por un arresto domiciliario total, medida cautelar que se cumplirá en un recinto facilitado por el Obispado de Osorno.

DECLARACIÓN DE INOCENCIA

Según explicó María Soledad Llorente, esto se logró debido a que el sacerdote católico, quien siempre ha manifestado ser inocente de los hechos que se le acusan, ha colaborado durante toda la investigación y ha asistido a todas las diligencias en las que se le ha requerido.

“Él no posee antecedentes penales, ha colaborado con la investigación, declarando sin abogado defensor ante la Policía de Investigaciones y ante el fiscal, a quienes les explicó el contexto de lo sucedido y les negó haber abusado sexualmente de las denunciantes”, dijo la defensora.

Otro de los argumentos que favorecieron al sacerdote fue la presentación, hecha por su defensa, de un peritaje sicológico en el que se explica que él no padece enfermedades mentales, ni rasgos típicos asociados a personas que cometen delitos sexuales. El informe recalcó que el imputado es una persona normal y estable emocionalmente.

Los hechos denunciados se remontarían a agosto de 2011, cuando durante un retiro espiritual el imputado le habría tocado las piernas y el pecho a cuatro mujeres, tres adultas y una joven de 17 años. Según el Ministerio Público, estos actos podrían calificarse como abuso sexual, pero el sacerdote explicó que nunca pretendió abusar de ellas y que todo se realizó en el contexto de su rol como sacerdote.

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