Sala de Prensa

18/02/2013

Columna: Servicios en beneficio de la comunidad, desafíos

El siguiente artículo, escrito por el defensor penal público, José Fuentealba, fue publicado por el diario El Mercurio de Antofagasta, el pasado martes 12 de febrero.

Dentro del catálogo de penas que establece la Ley de Responsabilidad Penal adolescente, se contempla realizar servicios en beneficio de la comunidad, consistentes, según la misma ley, en “la realización de actividades no remuneradas a favor de la colectividad o en beneficio de personas en situación de precariedad”.  Se  trata de una sanción que busca vincular al adolescente con su comunidad, generar una pertenencia, una inclusión social y por tanto dejar de lado las penas desocializadoras.     

En esta tarea es fundamental que la sanción deba participar de la finalidad de toda pena impuesta en el marco de la citada ley, esto es, debe formar parte de una intervención socioeducativa amplia. Por lo mismo, no sólo se debe poner el énfasis en lo que recibe la comunidad a través de esta actividad de los jóvenes, sino, lo que deja al adolescente la realización de los trabajos comunitarios.

Así la sanción se puede expresar en actividades de muy variada naturaleza pero con un contenido, vale decir, que le signifiquen al joven un desarrollo de sus capacidades, habilidades, conocimientos, en suma, que exista un crecimiento personal. Que se trate de actividades que motiven al adolescente, que recojan sus intereses o que le sirva de modelo de una futura vida laboral.

En los hechos, la realidad local da cuenta de una situación diversa, los trabajos en beneficio de la comunidad se han traducido en realizar actividades de aseo, jardinería (riego), las cuales no cumplen los fines referidos. La escasa motivación  que la oferta genera en los jóvenes ha llevado a que sean los mismos adolescentes quienes solicitan al tribunal que se les quebrante, esto es, que el tribunal constate el incumplimiento de la sanción y proceda a sustituirla por otra de diferente naturaleza.

Se hace necesario entonces que las instituciones encargadas de definir la oferta de trabajos comunitarios, encuentren nuevas fuentes de actividades para los jóvenes, celebrando convenios con instituciones como municipalidades y otros servicios públicos, de manera tal que se abran los espacios a actividades que motiven a los jóvenes y se transformen en una herramienta de desarrollo personal. En este contexto existe un desafío a la creatividad e imaginación de los entes encargados de canalizar estos servicios.   

 

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