Sala de Prensa

09/08/2007

A propósito de "Alguien te mira"...

Columna de Francisco Nehme, Defensor Regional de Atacama

A propósito de la serie nocturna que difunde Televisión Nacional de Chile "Alguien te Mira" y fuera de la discusión que ha generado el hecho de la pertinencia o no de exhibir este tipo de comedias por un canal público, quiero detenerme en un tema en especial que ha quedado meridianamente reflejado en la temática de la misma, me refiero al funcionamiento de nuestro sistema procesal penal y la razón de la importancia de la presunción de inocencia.

Es así, pues quienes han podido entretenerse con la trama de esta producción del género de suspenso que da cuenta de un asesino en serie, bastante inteligente y psicópata a la vez, pueden observar la maraña de hechos que contempla una investigación criminal. Aunque nos parezca evidente el curso de ellas ya que como simples receptores observamos la trama en su conjunto, conociendo de antemano quien es el asesino. Pero es justamente eso lo que nos lleva a analizar la situación que ocurre en esta serie con las semejanzas que ocurren en la vida real, guardando las proporciones por cierto.

Pues bien, el asesino de la trama es un prestigioso doctor, prolífero amante, con hijo, separado, amable y relativamente bueno (de acuerdo a nuestra moralidad social), es decir, un hombre común y corriente, pero que observa un problema mental de magnitud, al parecer originado por alguna situación de su infancia vivida con su madre (hecho que todavía no se devela), pero que lo ha llevado a cometer esta serie de crudos asesinatos en contra de mujeres que primero seducía y conquistaba. Es hábil el asesino pues no deja huellas, se introduce en la investigación policial, enamora a la detective que la dirige (luego la mata) y, por ende, conoce todas las aristas de la misma pudiendo en consecuencia intervenir en sus resultados, encauzándola hacia los objetivos que el mismo ha delineado con la clara intención de que otra persona (en la especie un ex - amigo y colega) sea acusado y declarado culpable de esa seguidilla de muertes y de esta manera asegurar su impunidad.

Pues bien, si nos damos cuenta, cuando vemos la actuación del fiscal ante los hechos que le arroja la investigación, ciertamente se convence de que el asesino es quien se encuentra al final de esta línea investigativa, que ha sido dirigida por el verdadero asesino con el fin de asegurar su impunidad y es contra este inocente "señalado como culpable" contra quien se ejerce el enorme poder estatal en cuanto se le priva de su libertad y no se escucha su clamor de inocencia.

Cual es el efecto de esto en la opinión de quienes representan a los ciudadanos comunes en la serie?? Que sin mayores antecedentes y ante la noticia por los medios de comunicación, ficticios por cierto, de que se habría apresado al asesino más buscado de los últimos tiempos y sin esperar el desarrollo normal de un juicio, por ese sólo hecho ya lo declararon culpable, tanto que hasta sus amigos dudan y le reprochan su actuar. Es decir, se emiten juicios públicos basándose solamente en las noticias entregadas al efecto.

Al comparar estos hechos con lo que sucede en la realidad, debemos reflexionar sobre la labor que ejercen los jueces, fiscales, defensores y policías al trabajar un caso en especial, independiente de que en cada institución se puedan cometer errores o aciertos dada nuestra naturaleza humana, lo importante es que estos sean propio del ejercicio respectivo de nuestras funciones ajenos a cualquier acto que involucre mala fe o corrupción.

Me quiero referir exclusivamente a los hechos que se manejan en toda investigación de un delito, que involucran una serie de factores (de tiempo, espacio, sociológicos, culturales, etc), con los cuales debemos lidiar todos los actores involucrados. Es cierto que nos preparamos para ello y debemos ser profesionales, pero la búsqueda de la verdad no es fácil y resolver sobre los hechos que se recopilan tampoco lo es, pues en una audiencia cualquiera, el fiscal expone los antecedentes que recoge durante la investigación (la que puede estar completa o incompleta) y con ellos fundamenta sus peticiones y el defensor debe, en la medida de lo posible y si cuenta con antecedentes para ello, exponer los antecedentes para demostrar la inocencia, la no participación en los hechos que se le imputan, su participación pero de manera diferente, demostrar las circunstancias que le eximen de responsabilidad o la atenúan y en definitiva, si procede, solicitar como ya se dijo, la absolución o la aplicación de la pena más justa que merece su representado.

Es en esta dinámica diaria en que los jueces deben resolver los distintos casos que se les presentan o las solicitudes formuladas por el fiscal, querellante o defensor, pero para ello jamás deben abandonar u olvidar el hecho concreto que cada persona que está sentada en el banquillo es un ser humano, un ciudadano, que no deben influenciarse por la presión que se ejerza sobre el caso ni aún por lo mediático que sea el mismo, que deben fallar de acuerdo a las pruebas que se les presenten, a la rigurosidad y legalidad con que se obtuvieron, a la legalidad vigente, a la controversia que se genere y respetando todos los derechos que son inherentes a nuestra condición y que han sido reconocidos en nuestra constitución.

Eso estimados amigos, es un debido proceso en un estado de derecho, el cual todos debemos proteger y cuidar y no hacer eco de aquella propaganda del terror que en el fondo busca justificar un quebrantamiento de este debido proceso, limitando las facultades jurisdiccionales de un órgano que se ha caracterizado por la imparcialidad e independencia de sus resoluciones, para crear una suerte de estado policía en que el ejercicio de nuestros derechos se encuentre absolutamente restringido.

Así como en la serie se condena públicamente a un inocente y se busca condenarlo judicialmente, a pesar que han aparecido otras pruebas que hacen dudar de su participación, por el sólo hecho de satisfacer esta presión mediática que envuelve el caso. En la realidad ocurre algo muy semejante con muchos de nuestros casos, pero con una gran diferencia, los inculpados en su gran mayoría son personas pobres, algunos indigentes, sin escolaridad y sin trabajo no importando si en definitiva pasan largos meses o años privados de libertad o con restricciones de ella, para luego ser declarados inocentes o abandonarse la investigación recobrando sus derechos sin que nadie les repare el daño que se les ha hecho a ellos y su familia.

Determinar la culpabilidad o inocencia de una persona o resolver sobre las consideraciones que envuelven el caso, no es un asunto fácil ni que se pueda resolver por la creación de más leyes, si fuera así, bastaría llenar todos los datos en un computador y esperar que este dictara sentencia o contratar a un guionista de este tipo de serie para estos efectos, eso no puede ocurrir de ninguna manera.

Por último, debemos considerar que un sistema procesal jamás debe pensarse con un efecto preventivo, para eso están las políticas públicas. El sistema debe procurar de manera transparente y eficiente, resolver la mayor cantidad de casos con verdadero apego al derecho y considerar mecanismos legales de reclamación ante el evento de que se obtengan resoluciones desfavorables a las pretensiones de los solicitantes, tal como nuestro sistema, el cual se encuentra bien evaluado internacionalmente, si lo contempla y se respeta, sobre todo ante el complejo escenario expuesto, el cual más que una serie demuestra la realidad de nuestra cultura.

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