07/02/2007
La verdadera radiografía de la delincuencia
Columna del Defensor Regional, Jaime Camus, publicada el día sábado 3 de febrero en el diario El Día.
Pleno apogeo del verano. Vacaciones, descanso, alejados de la rutina y la tensión laboral. Pareciera que todo entrara en ese relajo, sin embargo, a través de los medios de comunicación continuamos siendo testigos de balaceras e incidentes en tribunales de justicia, homicidios por "ajustes de cuentas" y hasta secuestros. Productiva materia prima para la prensa nacional que dedica importante espacio a mantener en el comentario obligado la percepción o sensación de inseguridad ciudadana, contribuyendo a sostener una constante preocupación sobre el temido "flagelo de nuestra sociedad", la delincuencia.
Hablamos de sensaciones, de percepciones, que, en estricto rigor, no son más que el proceso por el cual los órganos de los sentidos convierten estímulos del mundo exterior en los datos elementales de la experiencia. Situaciones que se asumen como la regla general de nuestra realidad, no obstante no haberla vivido personalmente.
Esta "realidad" basada en percepciones choca violentamente con los datos obtenidos por los diversos organismos que intervienen en los procesos penales. Así, las estadísticas de la labor realizada por la Defensoría Penal Pública en la IV Región indican que durante el 2006 el ranking de delitos fue liderado por el hurto simple -1.095 ingresos-; amenazas -688 ingresos-; y en tercer lugar, la conducción en estado de ebriedad -630 ingresos-. Recién en el octavo lugar y con 264 ingresos figura el robo con violencia. Homicidio y violaciones, delitos denominados graves o de mayor connotación, sólo aparecen en los lugares 30 y 35, con 53 y 45 personas imputadas, respectivamente.
Estos datos muestran la verdadera radiografía del delito en nuestra región, proporción que se repite a lo largo del país, donde los más comunes son aquellos de menor cuantía, pero que no alcanzan portadas ni extensos minutos en televisión. En la vereda opuesta, los delitos más graves, pero que tienen menor frecuencia logran impactantes titulares y extensos análisis respecto de nuestra sociedad, aumentando la sensación y la percepción de que estamos en una ciudad, región y país inseguro, lo que conlleva a iniciativas para aumentar las penas y más atribuciones para policías y fiscales.
El fenómeno delincuencial existe, es preocupante, pero se trabaja en generar acciones para enfrentarlo y juzgar a sus autores, no obstante, la manera como se informa y la seriedad de los antecedentes es muy relevante.
Si nos conformamos con hacer y generar en los demás juicios basados en las sensaciones nunca superaremos la inseguridad, factor subjetivo que terminará recluyéndonos en nuestros hogares, destruyendo la vida comunitaria y haciéndonos perder granes dosis de felicidad.
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