Sala de Prensa

21/12/2015

Programa del Tribunal de Tratamiento de Drogas (TTD)

Justicia terapéutica: el camino a la reinserción

Un nuevo egreso exitoso se produjo en la última sesión del Tribunal de Tratamiento de Drogas del 11° Juzgado de Garantía, alternativa judicial que permite suspender condicionalmente las causas por delitos menores y que intenta reintegrar en la sociedad a quienes consumen, regularmente, alcohol o algún otro tipo de droga.

Por Felipe Henríquez Gracia,
Defensoría Regional Metropolitana Sur.

El hacinamiento en las cárceles, el maltrato que a veces existe al interior de éstas y la escasa posibilidad de oportunidades para las personas que cometen algún tipo de falta menor son, probablemente, algunas de las dificultades más importantes que se viven al ser imputado de un delito.

Generalmente, varias de estas acciones son causadas por algún tipo de dependencia hacia las drogas, lo que provoca que estas personas se involucren en algún tipo de falta o delito, la mayoría de las veces de carácter menor.

En una compleja situación como ésta se encontraba Alejandra G.: consumía pasta base de cocaína junto a sus dos hijos y, al parecer, al momento de ser ingresada al sistema penal por un hurto simple estaba en situación de calle.

Afortunadamente, durante su audiencia de control de detención el Tribunal de Tratamiento de Drogas (TTD) fue notificado de su consumo de pasta base, por lo que se le ofreció suspender condicionalmente el proceso iniciado en su contra, pero con un requisito: permanecer en rehabilitación durante un año en la comunidad terapéutica para mujeres CREM.

Alejandra aceptó la oportunidad e ingresó el 4 de septiembre de 2014 al centro. Era una posibilidad para salir del mundo en el que estaba. Era la luz al final del túnel. Su proceso de rehabilitación no fue fácil. De hecho, cuando llevaba ocho meses de tratamiento lo abandonó de un día para otro.

Una dura recaída la mantuvo alejada del centro de rehabilitación durante un mes. Pero decidió volver, por su propia cuenta, a completar la oportunidad que le estaba cambiando la vida.

Paralelamente, el hijo mayor de la mujer había dejado de consumir, también por sus propios medios, y alentaba a su hermano a seguir el mismo camino. La familia lentamente comenzaba a levantarse. “Fue difícil, largo. De repente se venían algunas recaídas, entonces se perdían las esperanzas, las confianzas”, confiesa Alejandra.

LA RECOMPENSA
Finalmente, y luego de 16 meses de haber trabajado y vivido sola en Cerro Navia, de que su segundo hijo tuviese una recaída y pusiera en peligro todo lo avanzado por ella, la mujer logró terminar con su rehabilitación.

“A mí me dieron una gran oportunidad de poder estar acá, de salir de la droga, de buscar por qué uno está delinquiendo. Siempre hay algo detrás. Yo jamás hubiese delinquido si no hubiese sido por la droga”, explica Alejandra, orgullosa de haber sido parte del programa del TTD.

Poco después, el 11° Juzgado de Garantía de Santiago fue el lugar donde Alejandra debió presentarse para recibir, de manos de la magistrada María Eugenia Masihy, su diploma de egreso. Durante esa audiencia, la jueza destacó el avance logrado por Alejandra y apuntó que las herramientas que se le dieron en el proceso “no sólo le han servido a usted, sino que también a sus hijos”.

GRAN VALENTÍA
Esteban Cofré, abogado de la Unidad de Estudios de la Defensoría Regional Metropolitana Sur, dedicó palabras de aliento a la egresada y aseguró que su valentía fue muy grande, pues “te tomaste en serio el tratamiento y le ganaste una guerra a la droga”, admitió.

El fiscal Claudio Orellana, en tanto, reconoció que Alejandra había llegado hasta el final de su rehabilitación “luego de haber tocado fondo”, a partir de lo cual le agradeció por ser un motivo de ejemplo para el resto.

Al término de la audiencia, la magistrada Masihy dictaminó el sobreseimiento definitivo de la causa iniciada en su contra y finalizó el procedimiento. “Que sigan adelante, que la droga se puede dejar, que la vida es bonita sin droga”, aconsejó Alejandra a todos quienes están recién iniciando sus respectivos procesos de rehabilitación.

Con el diploma en la mano y un enorme poder de superación dibujado en su sonrisa, Alejandra se retiró de la sala con una convicción por delante: ahora empieza la segunda parte de su historia y no quiere perderse ningún momento de esta nueva oportunidad que le está dando la vida.

 

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