Sala de Prensa

26/03/2008

Ideas que siguen vigentes

Columna del Defensor Regional de Antofagasta, Pedro casanueva, publicada el día martes 25 de marzo en El Mercurio de Antofagasta.

Hace 242 años, un joven revolucionó al mundo jurídico al publicar, el año 1764 en Livorno, una breve obra, denominada de "Los Delitos y de las Penas". En ella se manifestaba una vehemente reacción a un sistema penal vengativo, arbitrario, secreto y discriminatorio socialmente. Quienes puedan a leer a Michel Foucault, se les sugiere el examen, en "Vigilar y Castigar" de las primeras páginas, lo relativo al suplicio de Damiens, que nos ubica con precisión en la forma como se concebía el derecho penal y el fin de la pena. La sanción sobre el cuerpo del condenado, como por ejemplo la muerte acompañada de increíbles tormentos, era una de las características de este período que se prolongó por mucho tiempo en el la historia de la humanidad, cuyas expresiones también llegaron a Chile a través de diversas disposiciones que aplicaron en la época de la Colonia y que continuaron incluso siendo Chile una nación independiente, me refiero por ejemplo a las 7 partidas del rey Alfonso X "El Sabio", que en cuanto a las sanciones, era una legislación pródiga en la inhumanidad y crueldad de las mismas.

El joven, del cual hablamos, se llamaba Cesare Beccaria, influido por el movimiento ilustrado, por las ideas del Contrato social y acompañado en sus reflexiones por un grupo de amigos, algunos de ellos conocedores de las lamentables condiciones de encierro de los prisioneros de la época, formula, en este texto, una crítica al "antiguo régimen", en sus aspectos penales y plantea, lo que, a su juicio, deben ser los principios un nuevo orden jurídico.

Las ideas de Beccaria, constituyen el fundamento de la llamada "Escuela Clásica" del Derecho Penal, que paulatinamente fue imponiendo su visión de un derecho penal más humano, en donde las penas no se tradujeren en tormento y sufrimiento para el condenado. Surge entonces la pena privativa de libertad, como respuesta a la barbarie del castigo sobre el carme. Muchos son los aportes, que hasta el día de hoy, nos dejaron Beccaria y todos los que levantaron sus voces en aquellos tiempos, Baste ahora con recordar el principio de legalidad de las penas y de los delitos. El ciudadano y la sociedad ganaron en certeza jurídica. Por fin se podía saber que hechos eran ilícitos y que sanción concreta se podía aplicar a actos que infringieren la ley. Quedaba en el pasado un periodo en muy oscuro de arbitrariedad penal, de discrecionalidad judicial y de una gran inseguridad, ya que las personas podían ser juzgadas por hechos que ni siquiera estaban consagradas en una ley.

Los valores de esta concepción liberal, constituyen hoy día los basamentos de nuestros sistemas penales occidentales y de nuestro actual Código penal que data del año 1874 y que recoge el impacto de las ideas revolucionarios del mundo de la ilustración.

Los clásicos , nos planteaba, ya esos años, que la pena privativa de libertad siempre debe ser la menor de las posibles y que había que mirar al contexto social, observar las condiciones en que vivían los infractores de la ley penal.

Beccaria asignaba un papel muy importante al mejoramiento de los sistemas educacionales como una forma de resolver la cuestión criminal. Estas ideas hoy se continúan planteando con fuerza.

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