Sala de Prensa

16/01/2018

Columna de opinión

La mitología hoy

El siguiente artículo, escrito por el Defensor Regional de O'Higgins, fue publicada en el Diario El Rancagüino.

Alberto Ortega Jirón, Defensor Regional de O'Higgins.

Alberto Ortega Jirón, Defensor Regional de O'Higgins.

Por Alberto Ortega Jirón,
Defensor Regional de O'Higgins.

Los egipcios hace 5 mil años creían sin titubeos ni reservas mentales, que su faraón era un Dios y tenía el poder de hacer que las aguas del Nilo ascendieran y luego despejaran las áreas de cultivo y también tenía el poder de ayudar a que “Ra” -el Dios sol- se elevara cada mañana por el oriente.

Tales creencias hicieron sus vidas más llevaderas, vivían así en la confianza y en la plenitud de estar integrados y en equilibrio, tanto con la naturaleza como las divinidades. De hecho, las grandes pirámides son fruto del amor y la cohesión del pueblo con sus reyes y no producto de la esclavitud y el abuso, como pintaban las películas de Hollywood.

La mitología nos acompaña desde los albores de la existencia humana y nos ha servido para aplacar nuestro temor a lo desconocido, a la insignificancia de la existencia, a la soledad en el vasto y frio universo. La mitología es una mentira piadosa y en la historia hemos convivido con muchas de origen religioso, del poder político, de la filosofía e incluso de la ciencia de cada época.

¿Acaso la tierra no fue el centro del universo? Los indios o personas de raza negra carecían de alma (por lo que no se les podía considerar personas), morir en batalla garantizaba el paraíso, el derecho a gobernar de los reyes provenía de Dios, Colon descubrió América, etc.

En fin, actualmente seguimos inmersos en mitologías, falsas creencias y supersticiones que tiñen y guían nuestra existencia. No hay seres humanos más astutos o inteligentes que otros, tales mentiras nos condicionan por igual. Ejemplos de “verdades” que estaban erradas hay miles, pues hoy sabemos que las avestruces nunca esconden la cabeza en la tierra por miedo; quemar ramitos del domingo de ramos no espanta los truenos; subir los impuestos a los grandes empresarios y a los más ricos no afecta ni al empleo ni el crecimiento económico de un país; un niño no se transforma en gay al ser criado por homosexuales; la delincuencia no disminuye en un país porque existan más policías, cárceles y castigos más duros en la ley; etcéteras y más etcéteras.

Estas verdades a medias o las mitologías modernas son creadas actualmente por los medios de comunicación o ciertos sectores político-económicos, que ven allí un modelo para instrumentalizar a la población en función de sus intereses. Lo triste es que intentar rebatir estas “verdades” en la población es casi imposible y normalmente el crédulo entrará en una espiral de violencia verbal para proteger sus creencias cuando sus argumentos flaqueen,  como el que usted advierte diariamente en las redes sociales (pura escoria, por cierto).

El remedio es simplemente creer en nada, entender que lo que sabemos es precario y a la vez escuchar y tener la mente abierta para rescatar verdades de cualquier lugar de donde provengan. Tolerancia y educación, lo que a su vez es el gran remedio en contra de las fobias sociales, como la aporofobia que es el terror a los pobres y de allí los mitos en contra de los inmigrantes. 

Según el diario El Mostrador, la encuesta internacional Ipsos Mori Perils of Perception 2017 reveló cuán equivocadas están las personas en 38 países sobre problemas globales y las características de la población en sus países. Tras la realización de 29 mil 133 entrevistas en 38 países, conformó un ranking de las naciones en que más a menos se distorsiona la realidad y, según Ipsos, Chile ocupa el lugar 13. Es decir, está entre los países con más brecha entre lo que creen y la realidad.

Al consultar por cuántas mujeres de cada 100, entre 15 y 19 años, están embarazadas, en Chile la respuesta fue 35, cuando en realidad son 4,8. Al consultar "de cada 100 personas que están en la cárcel, ¿cuántas son extranjeras?", los chilenos respondieron 21, pero las cifras muestran que sólo son 3,4.

En materia de delincuencia los mitos y las verdades a medias abundan. Chile y Uruguay presentan muy altos índices de temor al delito, a pesar de que son los países más seguros del continente. Las fluctuaciones (alzas y bajas de las estadística de robos y asaltos en una década) ni siquiera son relevantes.

Si se le consultara sobre el total de personas que viven en la región de O’Higgins, qué porcentaje cree usted que fueron víctimas de homicidios, robos violentos o asaltos en el último año? Antes de que responda, déjeme darle una cifra: 0,009 por ciento.

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