Sala de Prensa

12/11/2008

La reinserción social: Elemento clave para la paz social

Columna de Juan Carlos Rebolledo Pereira, Defensor Regional de Aysén.

Resulta innegable que todos los chilenos y chilenas (o al menos la inmensa mayoría de nosotros), queremos vivir en un país tranquilo, seguro y con bajos niveles de comisión de delitos.

Si bien todos aspiramos lograr este ideal, lo que nos diferencia es el método que consideramos mejor para lograr nuestro objetivo. Así, para algunos el camino será la represión, el castigo y, en definitiva, el encierro en la cárcel de las personas que quebranten las leyes.

Sin embargo para otros, y entre ellos para la Defensoría Penal Pública, el camino pasa principalmente por la implementación de políticas sociales inclusivas y, por la reinserción social de las personas que han delinquido.

Para demostrar este argumento los invito a analizar los siguientes datos:

En la última década el número de personas que cumplen penas de reclusión en Chile aumentó en más del 60 por ciento, por lo que nuestro país tiene hoy a alrededor de 50 mil personas presas.

Chile ocupa el lugar número 35 en el mundo por concepto de población recluida (300 reclusos por 100 mil habitantes), superado en Latinoamérica sólo por Panamá.

Las cárceles chilenas sufren una sobre población promedio que supera el 50 por ciento de su capacidad real y, por diferentes razones, carecen de programas de reinserción y rehabilitación  efectivos.

Alrededor del 03 por ciento del presupuesto de Gendarmería está destinado a la rehabilitación de los internos.

La reincidencia bordea el 50 por ciento, según estadísticas no oficiales.

8 de cada 10 niños hijos de presos, cumplirán penas de presidio cuando sean mayores, es decir, continuarán el círculo de la delincuencia.

A la luz de estos antecedentes es claro que si nuestro objetivo es construir una sociedad más segura y pacífica, no podemos permitir que más personas sean encarceladas sin posibilidades reales de rehabilitación, de reinserción social y sin considerar qué ocurrirá con sus familias (víctimas terciarias de la situación).

Es urgente que nuestro sistema penitenciario cambie y se transforme en un agente capacitado y eficaz para disminuir el problema delictivo. 

Cualquier persona, en un momento particular, bajo una situación particular, puede llegar a cometer un delito.

Si contáramos con un sistema de rehabilitación y reinserción efectivo, quien cometió ese primer delito no volvería a delinquir; pero si por el contrario, lo encerramos sin posibilidades de superarse, sin preocuparnos por la familia - que en muchos casos queda desamparada -, si olvidamos que es un ser humano que puede desarrollar herramientas y capacidades para subsistir de manera digna y con respeto a las normas sociales, entonces sólo lograremos aumentar progresivamente el rencor, los niveles de violencia y la delincuencia.

Afortunadamente hoy nuestro país ha asumido el compromiso de cortar el círculo de la reincidencia mediante la instalación de cursos, programas y otros eventos destinados a lograr efectivamente la reinserción social.

Ejemplo de este compromiso es la actividad que cumple la Fundación Paternitas, la Fundación CORESOL (ligada a la SOFOFA). Estas fundaciones en conjunto con el Estado, representado por Gendarmería de Chile, la Defensoría Penal Pública y otros organismos tales como el Centro de Estudios Penitenciarios dependiente de la Universidad de Chile, durante la semana recién pasada participaron en un encuentro relativo a la reinserción social como un elemento clave para la seguridad ciudadana.

Quedan por tanto múltiples desafíos y la aceptación amplia de todos los sectores para hacer de la reinserción una realidad en nuestro país.

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