Sala de Prensa

20/03/2023

Catalina Parraguez, encargada del TTD en la Defensoría Local de Lo Prado:

“El éxito del programa TTD radica en la constancia y en la presencia de los intervinientes”

La abogada de la Defensoría Penal Pública explica en qué radica el éxito de este programa y cómo reciben las y los usuarios este mecanismo de salida judicial alternativa.

Por Pamela Muñoz V.,
Defensoría Regional Metropolitana Norte.

En la Defensoría Local de Lo Prado trabaja Catalina Parraguez, abogada egresada de la Universidad Gabriela Mistral y quien, a sus 35 años, dirige el Tribunal de Tratamiento de Drogas  (TTD) de esa zona. Su empatía y compromiso social la llevaron a ser parte de este programa, que cada año recibe distintos casos de personas que cometen delitos motivados por un consumo problemático de drogas.

Esta forma de salida judicial alternativa contempla la rehabilitación del individuo gracias un tratamiento integral, que involucra a la familia y a todo su círculo cercano. Quienes pueden optar a este programa son personas sin antecedentes penales y que tengan la voluntad de seguir un tratamiento al pie de la letra.

Diplomada en derecho penal, Parraguez llegó a la Defensoría en 2015 y hoy está a cargo del programa en el Primer y  Segundo Juzgados de Garantía de Santiago. A partir de su experiencia, explica que la mayoría de los casos exitosos van de la mano con un acompañamiento profesional y afectivo que tenga por objetivo reinsertar al individuo en la sociedad.

LABOR SOCIAL COMO MOTIVACIÓN
-¿Cuál es su mayor motivación para trabajar en este programa?
-Mi mayor motivación es la labor social que tiene la defensa pública y creo que el TTD es el lugar donde más puedo desarrollarlo, inclusive más allá de lo técnico. El hecho de empatizar con la gente es lo que más me caracteriza, pues tengo la capacidad de salir de mi burbuja privilegiada y entender que hay gente que no lo pasa bien. Uno está acostumbrada a tener mayores comodidades, las que te hacen estar un poco alejada de la realidad. Me gusta lograr empatizar con la gente que no tiene las mismas oportunidades y ayudarla a superar esas brechas.

-¿Cuáles son los criterios fundamentales para que todo este proceso tenga éxito?
-Como llevo varios años en esto creo que es importante que se mantengan las mismas personas durante la continuidad del tratamiento, porque es muy difícil generar un vínculo con alguien que ves una vez al año. Crear vínculos es un poco complicado al principio, pero después se van involucrando la pareja o los papás del individuo. Ya no es sólo el vínculo con el usuario, sino que la familia entera está ahí y te dan las gracias por la ayuda. En general, la gente va contenta y el éxito del programa radica en la constancia y en la presencia de los intervinientes.

-¿Existe algún seguimiento después de terminar el tratamiento?
-Como los tiempos jurídicos son distintos a los tiempos terapéuticos, nosotros nos regimos por el plazo en que se fija la salida alternativa, mientras que los tiempos terapéuticos dependen del centro. A veces nos piden que reforcemos y nos mantengamos después del año, hasta que los usuarios consigan el alta terapéutica.
Dentro de este tratamiento existen alternativas para que la gente pueda reinsertarse en la sociedad. Por ejemplo, nos ha tocado tratar con personas que no pueden volver a su casa, porque sufren violencia intrafamiliar. Entonces, se les encuentran casas de acogida, que dependen de distintas fundaciones, en las que pueden estar seis meses tras el egreso del tratamiento.
Ahí les buscan trabajo o la forma de terminar el colegio. También hay gente que, por su adicción, ha perdido su dentadura y una forma de reinsertarlos es ayudándolos a acceder a un tratamiento dental, para que puedan volver a tener confianza en sí mismos.
Tengo el caso de un usuario, quien con su papá tiene una pyme de impresión de stickers y volantes. Él está tan motivado con su tratamiento que buscó la forma de hacerse cargo de una cancha de fútbol que estaba olvidada. Preguntó si podía arreglarla y así incentivar a otras personas a hacer deporte, porque uno de los problemas del consumo es que la gente tiene mucho tiempo libre. Entonces, para que eso no pase, la persona necesita mantenerse ocupada. Gracias a esa gestión, hoy el usuario es monitor de la cancha.

RESISTENCIA Y CAMBIO
-En general, ¿este tratamiento tiene buena respuesta por parte de los usuarios?
-Sí. Aunque al principio hay gente que llega muy resistente, porque ven como una carga estar esperando un año para que se cumpla el plazo de la salida alternativa. Cuando se indaga un poco más en la historia de vida del individuo y se descubre qué lo llevó hasta ahí, el mismo usuario empieza a problematizar el consumo y a vincular a la familia para restablecer vínculos afectivos o laborales.
Cuando el sujeto consume pasta base desde los 11 años, se entiende que el problema es mucho más global y tratamos de darle una solución más integral. Ahí la persona siente que el tratamiento ya no es una carga, sino que lo ven como una instancia para adquirir herramientas que quizás antes no tenían.

-¿Qué es lo que más le ha marcado?
-Es difícil dar una respuesta, porque desde mi rol de abogada me enfoco en integrar a todas las personas a este tratamiento. Obviamente, hay gente que a mí me sensibiliza más que otra, pero la idea siempre es entregarles todo el apoyo posible.
Hay personas que solo con un poquito de cariño y de atención pueden resolver muchas cosas en su vida, y si pasa por mí ayudar en algo, por supuesto que estoy ultra disponible para ellos. Hay usuarios que tienen historias de vida súper tristes y que a uno lo hacen poner los pies en la tierra.

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