Sala de Prensa

31/03/2023

Columna de opinión:

Universalidad en la dignidad (*)

(*): El siguiente artículo, escrito por el Defensor Nacional, Carlos Mora Jano, fue publicado hoy por el vespertino La Segunda, a propósito de que hoy se conmemora el ‘Día de la visibilidad trans’.

Por Carlos Mora Jano,
Defensor Nacional.

En el 'Día de la visibilidad trans', quiero recalcar que aún queda mucho por hacer para estrechar la brecha de discriminación y garantizar el derecho a la igualdad.

Así lo ha expresado también la  Corte Interamericana en el caso “Vicky Hernández y otras Vs. Honduras“, donde ha referido que “las personas LGBTI han sido históricamente víctimas de discriminación estructural, estigmatización, así́ como de diversas formas de violencia”, agregando que a través de esas conductas se ven menoscabados no solamente los derechos a la vida e integridad personal, sino que también se vulnera el derecho a la identidad de género y/o a la expresión de género de las personas, así́ como todos los derechos que se encuentran conectados con los mismos.

Gracias al activismo decidido y valiente, hoy existen iniciativas judiciales y legislativas que han garantizado y facilitado el ejercicio de sus derechos humanos y que, como Estado, debemos reforzarlos, atendida la vulneración y discriminación que aún reciben.

Por ejemplo, el caso de Shane Cienfuegos, activista trans no binaria que en octubre pasado se convirtió en la primera persona mayor de edad en el país en recibir una cédula de identidad de género no binario.

En la región hemos celebrado los logros históricos de líderes y lideresas trans, no binarias y de género diverso. Sin embargo, aún tenemos retrocesos que acompañan estos avances. Es preciso aunar fuerzas para poner fin a toda discriminación. No podemos dejar de visibilizar los riesgos que corren por su identidad y/o expresión de género u orientación sexual.

Este es un llamado transversal a toda la sociedad, a la comunidad médica, al cuerpo docente, a políticos y políticas, a la judicatura, Fiscalía y Defensoría; a las familias, a amistades, a los distintos credos.

La sociedad cambió y hoy nadie puede ni debe ser excluido por ser de la comunidad LGTBIQA+, por ser pobre o migrante, por tener antecedentes y, finalmente, por estar privados de libertad.

Vaya mi reconocimiento a la resiliencia de las personas internas del patio 3B de la expenitenciaría, probablemente el lugar más acogedor, colorido y ordenado dentro esa cárcel. A través de ellas -las más vulnerables- hagamos visibles a quienes no vemos, no queremos ver o no toleramos ver. Porque todos y todas merecemos respeto y dignidad.

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