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Nadie está a favor de delito

06/07/2009

Nadie está a favor de delito

Columna de Pedro Casanueva Werlinger, Defensor Regional de Antofagasta.

Que fácil resulta hablar de la lucha contra la delincuencia.

Qué fácil es declarar que no hay que estar a favor el delito, como si alguien o alguna institución lo pudiere estar.

Qué fácil es decir esto y mucho más. Da dividendos, especialmente en épocas preelectorales, promover aumentos de penas, ojalá las más terribles.

Qué fácil es patrocinar la creación de más figuras penales a efecto de sancionar una diversidad de conductas humanas. Así creen resolver los problemas que se generan al interior de la comunidad.

Pero qué difícil es que ellos se den el trabajo de pensar en las consecuencias de sus palabras y, en muchos casos, de sus iniciativas.

Pero qué difícil es que se den la tarea de observar y de comparar la manera como hemos ido aumentando dramáticamente los índices de encarcelamiento en Chile, a tal punto de ser ahora un país líder en proporción de personas privadas de libertad en América Latina y en el mundo.

Pero qué difícil es esperar que ellos se acerquen a los centros penitenciarios y, en el uso de sus atribuciones, puedan recorrer sus dependencias y enterarse de cómo viven, cómo duermen, cómo se asean y, en definitiva, cómo es la existencia de miles de seres humanos encerrados en nuestras prisiones.

Pero qué difícil es escucharlos hablar de las causas profundas que se esconden tras la cuestión de la criminalidad.

Pero qué difícil es leerles propuestas de políticas sociales integrales y comprometidas con la inclusión, con la disminución de las desigualdades y con un Estado activo en iniciativas de protección social.

Pero sí podemos afirmar que no estamos a favor del delito. Sí estamos a favor de un Estado racional, que sepa discriminar qué bienes jurídicos merecen una efectiva tutela jurídico penal y cuáles no.

Pero sí podemos afirmar que estamos a favor de un Estado que sepa que existen otras alternativas para resolver conflictos al interior de la sociedad, que sepa que el derecho penal no puede ser la huída frente a la incapacidad de asumir el conflicto y las contradicciones sociales a través de herramientas adecuadas para esos fines.

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