Sala de Prensa

23/07/2009

Autonomía y proceso penal

Carta de Leonardo Moreno Holman, Defensor Nacional (S), publicada en diario La Tercera, hoy 23 de julio.

En reciente columna el senador Espina cuestionó la propuesta de la Defensora Nacional Paula Vial  en cuanto a que la Defensoría Penal Pública debe ser autónoma, al igual que su contraparte, el Ministerio Público. El parlamentario argumenta que el principal protagonista del juicio penal es la víctima.

Esa es una afirmación cada día más políticamente correcta, pero no por ello deja de ser errónea. Son muchos los intervinientes que participan en el proceso penal, no siendo la víctima el principal. La Reforma le reconoció derechos para participar en el proceso y medidas  de protección que antes no existían. En realidad, la víctima no es consustancial a todo delito, como ocurre entre otros con el  manejo en estado de ebriedad. Aquí no hay víctima, ya que hablar de abstracciones como la sociedad toda, no tiene relación con el protagonismo que alude el senador Espina. En rigor no existe un derecho fundamental de la víctima para la utilización del aparato de persecución criminal para la satisfacción plena de lo que a su juicio debe ser la justicia.

Por eso, el centro del proceso penal -ya que sin él no hay delito ni causa penal-, es el imputado. Y esto no tiene nada de halagüeño para él, ya que todo el aparato de Estado está a disposición de la fiscalía en su pretensión acusadora y condenatoria.  El imputado sólo tiene a su lado un defensor, que el Estado pone para que exista debido proceso. Este abogado, sin ninguna de las amplias atribuciones del fiscal, no tiene más que el conocimiento de la ley para hacer respetar los derechos de su defendido. En este marco la propuesta de autonomía de la  Defensoría Penal Pública es plenamente coherente con el ideal de que en el juicio justo los litigantes tengan igualdad de armas.

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