Sala de Prensa

04/01/2010

Hora de meditar

La siguiente columna de opinión, escrita por el asesor jurídico de la Defensoría Regional de Antofagasta, Ignacio Barrientos, fue publicada la semana pasado en El Mercurio de esa ciudad.

Esta época es propicia para hacer balances y proyecciones. El mes de enero debe su nombre a Jano, dios de las puertas, los comienzos y los finales. Enero viene del latín ianuarius. En portugués se dice janeiro. ¿Le resulta conocido? Jano es representado habitualmente como un ser bifronte, esto es, con las dos caras mirando en sentidos opuestos. Por ello se dice que es la deidad de los cambios y las transiciones, de la separación entre pasado y futuro. Jano representa dualidad: incertidumbre y esperanza, y nos enseña que toda construcción humana debe hacerse hacia delante sin despreciar nunca la experiencia de la historia pasada. El año 2009 ha sido rico en experiencias personales y profesionales, éxitos y fracasos, avances y retrocesos, luchas y consensos. No vamos hacer un listado de cada uno de ellos. No es la idea aburrir. Pero sí es la intención suscitar en cada uno la necesaria reflexión para superar los ripios del año que se va y apostar por cambios significativos en el plano personal y social. Es necesario meditar, por ejemplo, acerca de cuál es el real estado de nuestra sociedad, de los problemas y fragilidades que enfrenta, de los progresos que ha experimentado. Es preciso imaginar cómo podemos avanzar hacia una sociedad más pacífica, en que se destierre cualquier referencia a la guerra, aunque sea metafórica. No podemos dejar de abordar las verdaderas causas de la pobreza y la desigualdad, como tampoco podemos obviar la necesidad de determinar la forma y la magnitud en que esos ‘hechos sociales’ impactan los procesos de cohesión y estabilidad comunitaria. También es obligatorio que pensemos en los desafíos que impone la demanda ciudadana de efectiva democratización de nuestro país, que pasa -entre otras cosas- por ampliar la participación social en los procesos deliberativos y por no dejar entregada al azar (o al mercado) áreas tan sensibles como la educación y la salud. En esta hora debemos actuar sin mezquindades y soberbia, aunque cueste. Debemos mirar calmos hacia nuestro pasado, inmediato y más lejano, para construir con empeño lo que todos queremos: una sociedad más libre y abierta, más justa e igualitaria, más segura e incluyente; un país en que no sobre nadie y sean bienvenidos todos.

Ignacio Barrientos Pardo, Asesor Jurídico Defensoría Regional de Antofagasta.

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