Sala de Prensa

07/04/2010

A más de un mes del terremoto

En esta columna, publicada hoy en el Diario Austral de Valdivia, el Defensor Regional de Los Ríos reflexiona sobre las interrogantes que deja el fenómeno sísmico acerca de nuestra identidad, entre otros temas.

A estas alturas, un tema común de conversación es que la situación sísmica que vivimos, en especial en sus momentos de mayor descontrol y dramatismo, reveló un Chile que muchos no imaginamos, oculto tras una autoimagen de civilidad, modernidad y desarrollo.

Todo ello dará para estudios profundos sobre las reacciones humanas, tanto individuales como colectivas. Por el momento, sólo intentos de explicaciones: contradicciones sociales no resueltas, ‘pobreza humana’, individualismo acérrimo, ausencia de capital social, sensacionalismo y comunicaciones en tiempo real son sólo algunas de ellas. Lo más probable es que algo de cada uno de estos factores se relacione con las imágenes que vimos con estupor, imágenes que vio literalmente  todo el mundo y que para muchos penquistas añadieron dolor a la natural preocupación por nuestras familias.

Con todo, lo cierto es que las hipótesis sobre este fenómeno -el del saqueo y sus protagonistas siendo entrevistados in situ, además del clamor por implacables castigos- continuarán presentes en nuestra retina y pensamientos. Pero también representan una oportunidad sin igual para  intelectuales y el riguroso análisis de nuestra real identidad.

En cuanto al perfil de los imputados/as, por la prensa hemos sabido que más del 90 por ciento no tendría antecedentes penales, entre ellos hasta profesionales cargando sus flamantes 4x4.

Sin perjuicio de lo ocurrido, en un Estado de Derecho es a la justicia a la que le corresponde conocer, investigar, confrontar  y resolver -con todos los antecedentes que le entreguen fiscales y defensores– sobre las  posibles sanciones a quienes realizaron actos constitutivos de delitos en dichas circunstancias.

Lo acontecido evidencia la fragilidad en que nos movemos en la sociedad; en un instante se es un respetable ciudadano y al siguiente, un imputado.

Hacernos cargo de nuestro desempeño y  sobre todo el aprendizaje es lo que nos queda como personas, sociedad e institucionalidad. Por Erwin Neumann, Defensor Regional de Los Ríos.

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