Sala de Prensa

24/04/2007

Impulso Reformador

Columna de Georgy Schubert, Defensor Regional de Bío Bío publicada en Diario El Sur, el jueves 19 de abril de 2007

Las reformas en materia de justicia continuarán. Implementada en todo Chile la reforma procesal penal y la justicia de familia, le seguirán la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente, luego el proceso laboral. Estará pendiente la justicia militar, si nos hacemos cargo del fallo de noviembre de 2005 de la Corte Interamericana. Después, el proceso civil y es de esperar que le siga el derecho penitenciario y el ignorado derecho migratorio. Por supuesto que esta enumeración no implica un orden de importancia.

Es deseable que no se detenga el impulso reformador. Pero cambiar por cambiar no tiene sentido, si no aseguramos razonablemente que las transformaciones serán exitosas. Para ello debemos observar la experiencia reciente.

La reforma más importante al sistema de justicia chileno en el último siglo fue la mencionada en el ámbito procesal penal. Existe bastante coincidencia en que su implementación y funcionamiento fueron muy positivos, no obstante los diversos ajustes que se le han realizado.

Su influencia ha trascendido las fronteras del país.

Si bien en los últimos años todos los cambios al sistema penal en Latinoamérica han partido de los mismos principios teóricos, la distancia entre la letra y la realidad llevaron a que muchas de ellas no cumplieran con las expectativas.

En ese contexto el modelo chileno se observa como un ejemplo, por cuanto, pese a las dificultades, se formó en torno a un conjunto normativo coherente, se diseñaron e implementaron las instituciones necesarias para su funcionamiento, se nombraron jueces, fiscales y defensores, se capacitó, se prepararon los espacios físicos, se hizo una aplicación gradual, todo sobre amplias bases de consensos académicos y políticos.

Dicho de otra manera, no sólo hubo un marco jurídico adecuado, sino que éste fue acompañado de un buen diseño e implementación. En el aspecto normativo podemos destacar como elementos a reproducir la existencia de juicios orales y públicos; asesoría de abogados, garantizada para todos; verdadero debate en la etapa de prueba; audiencias desformalizadas y concentradas, y la presencia de un juez en todas las etapas del juicio, responsable sólo de lo que le es esencial: juzgar.En el diseño e implementación es necesaria la difusión; la aplicación gradual, tanto para estudiar las cargas de demanda como para efectuar correcciones legales y de funcionamiento; capacitación; optimización de los recursos humanos; y comprometer los presupuestos.

Cuando se efectuó la primera evaluación de las dificultades que presentó la justicia de familia, el informe de expertos que se elaboró constató la ausencia de varios de estos elementos, cuya conveniencia, como señalamos, ya había sido demostrada.En lo normativo, por ejemplo, la limitada o nula publicidad y falta de asesoría letrada. En la instalación, dotación insuficiente, inadecuada estimación de la demanda y falta de gradualidad.

En definitiva, como país comprobamos que se pueden hacer transformaciones radicales exitosas, pero también hemos visto que los conocimientos acumulados nos permitirán disminuir los errores. Esto es necesario para que sigamos creyendo que los cambios son posibles y que vale la pena hacerlos.

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