01/07/2010
Las lecciones del supuesto "violador" de Ñuñoa
La siguiente columna de opinión fue escrita por el Defensor Regional de Coquimbo, Jaime Camus del Valle.
“Nunca vamos a tener en todos los casos la prueba de ADN. ¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a tirar una moneda al aire? ¿O vamos a decir si te he visto no me acuerdo?”. Así, el juez de garantía Luis Avilés comentó su decisión de sobreseer definitivamente a Cristián López Rocha, quien estuvo cinco días preso imputado por violación y abusos sexuales, y sindicado como el “Violador de Ñuñoa”.
En nuestra región, hace tres semanas, Cristian Contreras Lillo estuvo dos días detenido, inculpado como autor de un disparo en el ojo a un joven producto de una riña afuera de un pub en el Barrio Inglés. Afortunadamente, fotografías demostraron que a la misma hora éste participaba en una fiesta particular a varios kilómetros de distancia.
Sabido es que la conducción de la investigación y la petición de medidas que restringen la libertad de las personas corresponde al Ministerio Público. En consecuencia, la responsabilidad por los errores también lo es. Conducir la investigación no puede entenderse como “sólo disponer diligencias”, sino que -muy especialmente- velar por la corrección y mérito de ellas. No puede aceptarse, entonces, la simple explicación de que los errores “forman parte de las diligencias policiales”.
Las equivocaciones más frecuentes apuntan a los procedimientos en reconocimientos fotográficos y la denominada rueda de presos, donde se exhibe a la víctima imágenes o personas para que identifiquen al responsable. En el caso de Coquimbo, en el reconocimiento fotográfico sólo constaba la fotografía de Cristian Contreras y no un set con otras personas y, además, los testigos no estaban seguros de la participación de éste.
Tanto o más importante que responder a cómo evitamos los errores investigativos es: ¿Cómo reparamos el error?
Casi la totalidad de las personas que han sido declaradas inocentes de imputaciones efectuadas por fiscales, muchas que incluso han permanecido privadas de libertad, no reciben ninguna explicación, para qué decir una disculpa. Muy por el contrario, abundan las justificaciones y en algunos casos se les señala que para el Ministerio Público siguen siendo culpables.
Como lección, ciudadanos y medios de comunicación deben respetar el principio de inocencia, ya que estos errores causan un daño irreparable a la honra de las personas y sus familias, al exhibir sus fotografías o imágenes a la salida de unidades policiales, entrevistas a vecinos y datos personales que sólo sirven para incentivar el juicio público, que resulta más drástico que el impartido por la justicia.
Por Jaime Camus del Valle, Defensor Regional de Coquimbo.
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