Sala de Prensa

30/08/2010

Internas de la Cárcel de Osorno enviaron regalo a reclusas de Concepción

Mujeres tejieron mantas para ir en ayuda de otras internas, que siguen sufriendo los efectos del megasismo de febrero pasado al interior de la cárcel penquista.

En una demostración de que la solidaridad no tiene límites, un grupo de mujeres que se encuentran privadas de libertad en la sección femenina de la Cárcel de Osorno comenzó semanas atrás a trabajar pacientemente en la confección de frazadas, cuyo destino era poder ayudar a abrigar en algo las frías noches de sus compañeras reclusas de la sección femenina del Centro Penitenciario El Manzano de Concepción.

La iniciativa surgió como idea de la defensora local jefe de Osorno, María Soledad Llorente, y se concretó con el apoyo de Gendarmería de Chile, más el aporte económico de privados, lo que permitió reunir 120 ovillos de lana que se transformaron en mantas destinadas a las internas de una de las zonas más afectadas por el terremoto del 27/F.

Emelina González es una de las internas que participó en la elaboración de las colchas. A sus 47 años se encuentra por primera vez privada de libertad, tiene dos hijos y está en calidad de imputada por un delito de droga. “Con esto me he sentido bien, me ha servido para salir de la depresión y olvidarme un poco del encierro. Me siento feliz tejiendo y al saber que esto toma otro significado al poder ayudar a otras”, dijo.

Por eso y para cumplir el propósito de semanas de esforzado tejido, la Defensoría Penal se encargó de llevar desde Osorno a Concepción las singulares frazadas, que se convirtieron en una verdadera y grata sorpresa para las internas, tal como lo valoró el Defensor Regional, Georgy Schubert.

Las nueve frazadas fueron entregadas a un grupo de reclusas de la sección femenina del penal penquista, que agradecieron el gesto con mucha emoción, como lo hizo Teresa Gutierrez, quien lleva 16 años tras las rejas y espera otros cuatro para salir libre: “Estoy emocionada. No esperaba que alguien se acordara de nosotros y nos enviara estos regalos y menos que fueran otras reclusas. De verdad, la frazadas están muy bonitas”.

El gesto también fue destacado por la capitán Paola Unda, a cargo de la sección femenina de El Manzano, quien destacó que “este tipo de gestos demuestran que pese a la distancia y a su condición, las personas privadas de libertad no pierden nunca su humanidad”.

La pequeña y simbólica ceremonia fue recogida por los medios de comunicación penquistas, que destacaron la solidaridad entre mujeres que, pese su encierro, lograron saltarse todas las rejas y disminuir a cero los cientos de kilómetros que las separan.

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