Sala de Prensa

23/11/2010

Los ciudadanos y los perros

Columna perteneciente al Defensor Regional de Tarapacá, Arturo Zegarra, publicada por el diario ciudadano Boyaldia. En ella el abogado usa un ejemplo de la vida común para destacar la utilidad de la discusión pública para abordar temas comunitarios.

La discusión pública respecto a la necesidad de legislar para enfrentar el problema que significan los ataques de perros, puede ser un excelente ejemplo de cómo podrían tratarse también otros importantes temas relacionados con la seguridad ciudadana. La vida misma nos está ofreciendo enseñanzas.

Afirmo esto porque en tal controversia han surgido con mucha fuerza argumentos que se oponen a las soluciones simplistas que quieren recurrir sin más a la represión y al castigo penal. Esas posturas abogan más bien por la aplicar educación para prevenir los casos peligrosos y también exigen de las instituciones el apoyo claro a los principios modernos de democracia, derechos civiles y de derechos animales.

Entonces, vemos que en el análisis público de qué hacer respecto al peligro de los perros, callejeros o no, que atacan a las personas - y han muerto últimamente a una joven veterinaria y a su madre – una riqueza que se extraña a veces cuando son otras las discusiones sobre seguridad en el ámbito de la vida pública.

Es un aliciente que la ciudadanía no se quede en sólo pedir castigo drástico – cárcel o pena de muerte sin piedad ni reflexión – en este tema, sino que con energía y claridad instalen la exigencia de reflexionar primero. Y con ese llamado a meditar subrayan que educar a los posibles infractores (los dueños de perros peligrosos) y de respetar los derechos de los actores dañinos (los perros mascotas o abandonados) es lo que toda persona y comunidad responsable debería hacer.

En los medios de comunicación tradicionales, y con más fuerza en las páginas WEB, se analiza, critica y sugiere, con profusión de antecedentes, a las autoridades y entre ellas a los legisladores. Incluso la comunidad se organiza en grupos responsables, con dirigentes conocidos que defienden públicamente posturas muy diversas, con una variedad que necesariamente es mejor que el discurso único.

Esta forma de enfrentar los problemas nos adelanta optimismo para cuando se discuta otra vez sobre otros temas de seguridad como la delincuencia o la violencia en nuestra comunidad nacional. Esos temas pueden ser los delitos o faltas que puedan cometer los jóvenes, el transformar nuestros barrios en enclaves llenos de rejas protectora, el abogar por ‘toques de queda’ para prevenir la delincuencia o el condenar a través de los medios públicos a ciudadanos que son imputados de algún delito cuando aún los jueces no se han pronunciado.

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