Sala de Prensa

27/04/2011

Hay que abrir las puertas

La siguiente columna, escrita por el Defensor Regional de Antofagasta, fue publicada recientemente en El Mercurio de esa ciudad.

Mucho se habla de la puerta giratoria y de la reincidencia. Se pone el acento en que el sistema judicial es incapaz de frenar la carrera delictiva de quienes han sido sancionados  penalmente. Sin pretender entrar a un análisis académico sobre las penas y la cárcel, queremos destacar esfuerzos que realizan algunos organismos y grupos de personas que creen en la capacidad del ser humano para sobreponerse a condiciones adversas y enfrentar la vida con nuevas herramientas.

En Antofagasta conocemos el trabajo que desarrolla el Patronato Local de Reos, con programas orientados a la integración del post condenado al mundo social y a restablecer adecuadamente sus redes familiares, sociales y laborales. Programas de eliminación de antecedentes penales, de colocación laboral y de apoyo psicosocial son absolutamente necesarios y deben ser conocidos y apoyados por toda la  comunidad.

Poco se logra si el mundo público y privado no entiende que se debe abrir puertas a quienes han cumplido con la sanción impuesta y se esfuerzan por recuperar un espacio en la vida social. En América Latina existen iniciativas muy interesantes, que consideran porcentajes o bonificaciones por contratación vía licitación pública de personas egresadas de centros penales.

La capacitación laboral es clave para el futuro de quien, en algún momento, deberá traspasar los muros hacia la libertad. En esta área deben focalizarse los máximos esfuerzos para que el egresado obtenga las herramientas que lo habiliten para desempeñarse en el mundo laboral de manera eficiente. Además, es importante reforzar programas de acompañamiento y de preparación para el momento del egreso y de la libertad.

Es cierto, hay mucho por hacer, pero también debemos reconocer lo que silenciosamente instituciones y grupos de personas realizan para abrir puertas a quienes las han tenido cerradas por mucho tiempo.

Por Pedro Casanueva Werlinger, Defensor Regional de Antofagasta.

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