Sala de Prensa

03/05/2011

Defensor Regional de O'Higgins y fiscal de la Corte inspeccionan celdas de castigo en cárcel de Rancagua

Denuncia de un interno, quien dijo haber pasado un castigo junto a otras cuatro personas en una misma celda, motivó la visita inspectiva al recinto penal rancagüino.

Hace algunos días un joven de 26 años fue duramente golpeado por un par de funcionarios de Gendarmería de la cárcel de Rancagua, tras ser descubierto junto a su pareja en un baño del recinto penal durante la hora de visita. Acto seguido fue llevado  junto a otros cuatro internos a las celdas de castigo.

Según su relato, junto a los otros condenados debía pasar 10 días en una celda de tres por dos metros, encerrados durante 23 horas diarias, sin derecho a visita y durmiendo en una colchoneta de espuma y con un par de frazadas como único abrigo.

Alertados por este relato, el Defensor Regional de O´Higgins, Alberto Ortega Jirón, y la fiscal de la Corte de Apelaciones de Rancagua, Marcia Undurraga, efectuaron un recorrido por los sectores de aislamiento del recinto, donde constataron las deficientes condiciones higiénicas y de habitabilidad en la que se encuentran algunos de los internos sancionados.

Por ejemplo, en la sección destinada a los hombres encontraron a tres internos, quienes por originar una riña al interior del penal fueron castigados con 10 días de aislamiento. Los tres en una misma celda de tres por dos metros, sin ropa de recambio, sin artículos de aseo, con baños deteriorados  y sin ningún tipo de distracción.

Según Ortega, existe cierta irregularidad en estos castigos, ya que si bien el reglamento de Gendarmería autoriza este tipo de sanciones, el modo cómo se aplica en las cárceles -en general- infringe las normas internacionales de derecho humanitario, en especial las contenidas en el estatuto que prohíbe los tratamientos inhumanos, crueles y degradantes.

NEGACIÓN DE INDULTO Durante la visita, Ortega y Undurraga visitaron también a Francisca Pérez Espinoza, más conocida como la abuela ‘Peta’, quien a sus 69 años está moribunda a causa de un cáncer de páncreas y a quien la semana pasada le fue negado el indulto humanitario, pues sólo ha cumplido tres de sus diez años de condena.

En este escenario y considerando los informe médicos que señalan que la abuela Peta se encuentra en la etapa terminal de su enfermedad, el alcaide de la cárcel de Rancagua, comandante Patricio Olivares, resolvió ampliar el horario de visitas para ella, con el objetivo de permitir que la anciana pueda pasar más tiempo acompañada de su familia.

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