25/05/2011
Accidentes y consumo de alcohol
La siguiente columna de opinión, publicada la semana pasada por el diario Chañarcillo, fue escrita por la abogada Alejandra Catalán, de la Defensoría Regional de Atacama.
En las últimas semanas hemos sido testigos de las diversas opiniones vertidas en los distintos medios de comunicación social en cuanto al proyecto de modificación a la Ley de Tránsito, que contempla reducir el nivel de alcoholemia legalmente permitida para la conducción de vehículos motorizados.
La modificación legal propone que se reduzca la alcoholemia a 0.3 grs./mil de alcohol en la sangre para el delito de conducción bajo la influencia del alcohol y a 0.8 grs./mil para el delito de manejo en estado de ebriedad. Asimismo, endurece las sanciones accesorias que implican períodos de suspensión de licencia superiores a los actuales y la caducidad de la misma cuando se incurra en reiteración de los delitos ya referidos.
Llama la atención que cada vez que ocurren episodios noticiosos con gran difusión mediática, aparezcan distintas autoridades efectuando anuncios de modificaciones legales que, generalmente, implican endurecimiento de penas corporales y accesorias como medidas disuasivas en la prevención de la comisión de delitos, excluyendo del debate mecanismos alternativos de detección, diagnóstico y tratamiento, en este caso en particular de consumo de alcohol de manera problemática.
Por tanto, la mayor parte de los recursos fiscales serán dirigidos a controlar y, eventualmente, a la aplicación de sanciones de conductores infractores de ley, destinando una parte ínfima a la reeducación de los mismos, lo que incentiva un actuar en pos de la supervigilancia que pueda o deba ejercer la autoridad correspondiente y no un cambio cultural de las generaciones venideras.
Parece razonable analizar la conveniencia de que autoridades, líderes de opinión y los medios de comunicación social comprometan un rol informativo que promocione una conducción segura y racional, más que abocarse a comprometer modificaciones legales a la par de países desarrollados. Ello, pues como sociedad pareciera un tema más relevante interiorizar normas de conducta sociales que conlleven a una sana convivencia comunitaria, solidaria, empática y responsable, para lo cual requerimos que nuestros esfuerzos se aboquen a la prevención de accidentes provocados por la ingesta desmedida de alcohol y a la reeducación y tratamiento de los conductores que lo necesiten.
Es posible sostener que esta modificación legal no generará los resultados esperados por nuestros conciudadanos en orden a disminuir accidentes provocados por la ingesta de alcohol, toda vez que el único efecto que provocará será el aumento de las personas sometidas a un proceso penal, lo que no es garantía de un cambio de actitud y/o mentalidad de la población en general.
Alejandra Catalán, Abogada Defensoría Regional de Atacama.
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