Sala de Prensa

04/07/2011

Nuestra difícil tarea

La siguiente columna de opinión, escrita por el Defensor Regional de Antofagasta, fue publicada el pasado miércoles por el diario El Mercurio de esa ciudad.

La ley señala que nuestra misión es defender a toda persona que enfrenta una imputación penal y que carezca de abogado. Eso es cierto y creo que ya es mucho, pero la experiencia ha demostrado que lo dicho no agota nuestro quehacer.

Durante estos diez años de vigencia del nuevo sistema procesal penal, hemos sido los encargados -entre otros- de difundir un lenguaje nuevo. En todos estos años insistimos cotidianamente en que no defendemos delincuentes, sino a personas que son perseguidas penalmente por el Ministerio Público. Esto es más que un matiz lingüístico, transmite un cambio cultural.

Nos ha correspondido también argumentar a favor de las libertades y derechos, cuando la gran mayoría ha sucumbido al canto de las sirenas de la inseguridad ciudadana. Ha sido difícil enfrentar, con argumentos jurídicos y criminológicos, las meras sensaciones creadas por una propaganda mediática y explicar por qué la puerta giratoria no es más que un mito.

Somos los que advertimos diariamente que frente al castigo hay, y debe haber, otras alternativas para enfrentar el conflicto penal. En suma, que el derecho penal representa la última posibilidad de reacción estatal.

Incansablemente la Defensoría ha alertado que el poder jurisdiccional y persecutorio pueden ser erróneamente ejercidos y que hay que estar atentos frente a la posibilidad de afectar injustamente la presunción de inocencia.

Nuestra tarea es, por muchos, incomprendida y criticada. Esta no es una cuestión nueva. Ya en los años ‘40 Francesco Carnelutti, ese insigne procesalista italiano, admitía que la labor del defensor era mal vista por el público en general.

A pesar de las críticas representamos, junto a otros órganos y servicios, la esperanza de una sociedad más justa. Nos hemos constituido en una genuina institución que promueve y garantiza los derechos humanos más básicos: la libertad personal, la igualdad ante la ley, el principio de legalidad, la defensa jurídica y el debido proceso. 

Por Pedro Casanueva Werlinger, Defensor Regional de Antofagasta.

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