Sala de Prensa

12/07/2011

La reinserción y la integración de los privados de libertad tiene que ser posible

La siguiente columna de opinión, escrita por el Defensor Regional de Antofagasta, fue publicada la semana pasada por el diario El Mercurio de esa ciudad.

No podemos desconocer que las penas de encierro generan desocialización del individuo y ello implica que los condenados tienen escasas posibilidades de optar a una verdadera reinserción una vez que cumplen su pena. Además, la realidad al interior de los recintos penales nos habla de un problema mayor, que en muchos casos impide la rehabilitación de los internos.

Sin embargo, la ley da opciones de cumplimiento alternativo de las penas, para que los condenados mantengan sus trabajos y sigan contribuyendo al sustento de sus respectivos grupos familiares.

Además, en la realidad de los condenados privados de libertad cobra relevancia la aplicación de los llamados beneficios intrapenitenciarios, que constituyen el punto de partida al proceso que busca una reinserción progresiva, mediante la concesión de permisos de salida al medio libre otorgados por la autoridad, cuyo beneficio último es la libertad condicional.

En este ámbito, estudios recientes indican que las menores tasas de reincidencia se concentran en aquellos sectores de la población condenada que ha gozado de las medidas alternativas, como la remisión condicional, la reclusión nocturna y la libertad vigilada. La utilidad sistémica de estas herramientas político-criminales es precisamente evitar el contagio criminógeno que conlleva el encierro carcelario y se justifica por esta misma razón.

La sanción penal no debe ser mirada sólo desde la óptica de la privación de libertad sino, más bien, pensar en un mundo en que el encierro sea el último recurso estatal frente una a infracción penal y se propenda a la resocialización más que a la desadaptación del individuo.

Si la sociedad no logra comprender esto, podríamos estar cerca de una utopía. Pero aún aceptando esa posibilidad, todo esfuerzo humano debe también basarse en ideales y en sueños, y en nuestra labor no renunciaremos a la idea de una sociedad en donde la reinserción y la integración de quienes son privados de libertad sean posibles.

Por Pedro Casanueva Werlinger, Defensor Regional de Antofagasta.

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