31/08/2011
Mujeres en la cárcel
La siguiente columna de opinión, escrita por el Defensor Regional de Aysén, fue publicada en El Diario de esa región.
Tanto a nivel país como en nuestra región, históricamente el número de mujeres imputadas y condenadas a penas de prisión efectiva es bajo, si lo comparamos con la estadística de hombres en esta misma condición. Y es que ya sea por la naturaleza de género u otras razones, las mujeres cometen menos delitos que los varones.
A pesar de que el número de mujeres atendidas representa aproximadamente un 11 por ciento del ingreso anual en la Defensoría Regional de Aysén, el género es un tema presente en nuestra institución.
Es así que nuestros funcionarios constantemente reciben capacitación para abordarlas de la mejor manera, desde la perspectiva de la defensa y de la atención en general.
Dentro de nuestro trabajo se encuentra también el difundir los derechos que asisten a las mujeres privadas de libertad, en prisión preventiva o condenadas. Es así que quisiera referirme a los derechos que asisten a toda mujer.
Uno de los principales derechos es a permanecer junto a sus hijos o hijas menores de dos años en el recinto en el que estén privadas de libertad.
Si la mujer estuviera embarazada o tuviera un hijo o hija menor de dos años, tiene derecho a permanecer en un recinto especial, separada del resto de la población penal, para obtener una atención adecuada
Respecto del cuidado de los hijos menores de dos años, el tribunal de familia determinará que el alcaide de la unidad penal tendrá la responsabilidad de protegerlo, sin que ello signifique la pérdida de los derechos de la madre.
Además el pequeño menor de dos años cuya madre se encuentre en prisión tiene el derecho de acceder gratuitamente a jardín infantil o sala cuna.
Conjuntamente con estos derechos maternales, las mujeres privadas de libertad tienen derecho a un abogado defensor, a ser tratadas como inocentes, a conocer el motivo de su detención y el contenido de la investigación que se sigue en su contra, a recibir un trato digno, a recibir visitas y a guardar silencio o a declarar para su defensa ante un juez.
Por Juan Carlos Rebolledo Pereira, Defensor Regional de Aysén.
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