19/10/2011
Protección de la identidad de imputados
La siguiente columna de opinión fue escrita por Juan Carlos Rebolledo, Defensor Regional de Aysén.
Uno de los principios del actual sistema procesal penal es la publicidad de la discusión ocurrida ante los tribunales de justicia y es bajo este principio que la prensa puede informar a la comunidad sobre lo que acontece en estas audiencias. Sin embargo, hay una restricción que la Defensoría Penal Pública siempre hace presente y que está referida a la difusión de los nombres e imágenes del rostro de él o los imputados.
Entendemos que la prensa necesita entregar la mayor información posible de un caso en cuestión y que las imágenes son parte esencial del trabajo de diarios y televisión. Es por ello que cuando se solicita tomar fotografías en las audiencias no tenemos reparo alguno, mientras éstas reflejen sólo el contexto de la audiencia y no se trate de imágenes de nuestros representados que permitan su identificación. Asimismo, solicitamos que su individualización se haga sólo a través de las iniciales de su nombre.
La razón de este actuar de la defensa radica en que mientras no exista un fallo del tribunal de juicio oral o, en su caso, del juez de garantía, nuestros representados sólo son imputados de una falta, crimen o delito determinado. De ninguna manera pueden ser tratados como culpables y ello implica un tratamiento acorde en la prensa.
Como actores del sistema procesal penal sabemos que, a pesar de las acusaciones realizadas contra una o más personas, muchas veces se termina absolviendo de los cargos a los imputados, o bien juzgándolos por delitos diferentes y menos graves de los que se los había acusado en primera instancia.
Así, cuando nos oponemos a la divulgación de la identidad de los imputados, lo hacemos para resguardar la dignidad y nombre de nuestros representados y evitarles un daño social, familiar y laboral que puede ser irreversible e incluso afectar a sus hijos, pareja, padres, hermanos, etc. Entendemos que para la mayoría de las personas resulta difícil ponerse en el lugar del imputado, porque por lo general consideramos que actuamos bien y que respetamos las leyes. Sin embargo, un descuido, un accidente o una situación que nos sobrepase bien pueden dejarnos en ese tan poco apreciado lugar.
En innumerables ocasiones hemos atendido en nuestras oficinas a personas imputadas de un delito, personas con irreprochable conducta, personas que no son delincuentes habituales, personas como usted o como yo, pero que por una situación desafortunada deben pasar por el sistema procesal penal en calidad de acusados.
Si usted estuviera en esta circunstancia ¿No le parece razonable que, hasta que un tribunal no se pronuncie sobre su real participación en los hechos, tratemos de resguardar su identidad y con ello su dignidad?
Por Juan Carlos Rebolledo, Defensor Regional de Aysén.
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