21/08/2012
Adolescentes infractores y reincidencia
La siguiente columna, escrita por la Jefa Estudios Regional Loreto Flores, fue publicada el pasado 14 de agosto por el diario El Mercurio de Antofagasta.
A cinco años de vigencia de la nueva Ley de responsabilidad penal adolescente, resulta necesario analizar un reciente estudio de la Universidad de Chile, que se refiere a las cifras de reincidencia respecto de jóvenes condenados, al amparo del nuevo sistema.
Así el estudio revela que el 39,4% de los jóvenes condenados reincide en el delito. Aporta además el documento que la mayor reincidencia se produce en el grupo de 14-15 años, y va descendiendo a medida que aumenta la edad de los jóvenes.
Lo anterior significa, que un 39,4% de los adolescentes -luego de cumplir una condena en el Sename- recibió una nueva sanción por parte de la justicia en el plazo de 12 meses desde que egresaron del sistema. Se detectó también que la mayor reincidencia se produce en el grupo de 14-15 años (50,8%), y va descendiendo a medida que aumenta la edad de los jóvenes, donde el grupo mayor de 18 años representa el 28,9% de los casos.
Los estudios sobre cifra de reincidencia siempre resultan importantes, sin embargo, hay que tener cuidado respecto de su interpretación. Una lectura superficial, sobre las cifras podría llevar a alarma, sin embargo, lo que se demuestra en este estudio, es que existe una tendencia de los jóvenes a medida que van creciendo a alejarse de conductas infractoras, lo cual es muy importante.
Los menores que se enfrentan con un escenario penal, ciertamente representan situaciones complejas, en cuanto multifactoriales. No sólo se trata de un tema económico o posible marginalidad, sino también de deserción escolar, de consumo de drogas y alcohol; entonces, y al tenor de la ley en vigencia, la mirada y las medidas a aplicar también deben ser globales.
Ello cobra vital importancia si consideramos que los jóvenes no han completado su proceso de autonomía, por ello, se puede intervenir positivamente y de esta forma disminuir la escala de violencia en la cual pueden estar inmersos y de esta forma en definitiva, disminuir su participación en conflictos penales.
Ello significa, contrario a lo que pueda pensarse, que los mayores esfuerzos, debieran concentrarse, justamente en adolescentes en el primer rango de edad, esto es, desde los 14 a 15 años con medidas de reinserción sólidas, que apunten a proporcionar a los jóvenes un completo apoyo, el cual va desde la escolarización, (muchas veces, la deserción escolar gatilla la exclusión), como el apoyo social. Y además por cierto, los programas para combatir la drogadicción.
El resultado de aquello, es evitar la reincidencia, y principalmente que los jóvenes tengan una oportunidad de reinserción que los aleje de la comisión de hechos ilícitos.
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