Sala de Prensa

29/08/2012

Columna de opinión:

Fuera racismo

El siguiente artículo, escrito por el asesor jurídico de la Defensoría Regional de Antofagasta, fue publicado ayer por el diario El Mercurio de esa ciudad.

En el último tiempo han proliferado los rayados con mensajes de claro contenido racista y xenófobo. Se trata de una manifestación clandestina, cobarde, reaccionaria e injusta de la libertad de expresión.

Con ello se ofende no sólo a los inmigrantes, sino que al origen mismo de esta ciudad, forjada gracias al aporte de gentes venidas desde distintos países. El racismo y la xenofobia son enfermedades sociales que aparecen en sociedades que se sienten amenazadas por la llegada de personas con otros rasgos físicos, otras culturas y costumbres.
 
El que los miembros de una sociedad comiencen a buscar el origen de los males sociales (delincuencia, uso de drogas, prostitución, etc.) en la presencia de extranjeros es una antigua y reprochable práctica social. Antofagasta no es la excepción. Por eso no debe sorprender que haya quienes criminalizan la inmigración, sacando conclusiones apuradas de la participación de algunas personas en hechos delictivos, extendiendo una actuación individual a toda una colectividad sin que exista base empírica para ello.   

En la tarea de evitar que las categorizaciones, los estereotipos y los prejuicios se aniden acríticamente en la conciencia de los habitantes de esta ciudad, nos cabe a todos una tarea importante. Incluidos, por supuesto, las autoridades y los medios de comunicación. Éstos, por el impacto que tienen sus mensajes en la opinión pública, deben actuar con mayor prudencia en el tratamiento de las noticias que involucren a personas de otras nacionalidades.

Por otra parte, quienes sientan que la llegada de personas con rasgos, acentos y costumbres distintas amenaza sus estilos de vida, seguridad y bienestar debieran comprender que una sociedad democrática y liberal debe ser siempre una sociedad abierta a las legítimas expectativas de aquellos que ven en esta tierra una oportunidad para superar situaciones de carencias o de desprotección.

Asimismo, quienes vean en la inmigración un peligro para la construcción de la identidad nacional debieran comprender, como lo explica notablemente un novelista libanés, que la identidad de las sociedades receptoras de inmigrantes no es una página en blanco ni una página escrita, sino una que se está escribiendo.

La cobarde ofensa de que han sido víctimas un número considerable de ciudadanos extranjeros por los rayados racistas que han aparecido en céntricas calles debiera ser motivo de vergüenza social. La única actitud moralmente esperable es decir: no al racismo y a la xenofobia.

Por Ignacio Barrientos Pardo,
asesor jurídico Defensoría Regional de Antofagasta.

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