Sala de Prensa

25/10/2012

Columna de opinión:

Consideraciones sobre reformas a la reforma

El siguiente artículo, escrito por la Defensora Regional (S) de Aysén, Ximena Gutiérrez Jaramillo, fue publicado el pasado martes 23 en El Diario de Aysén.

La reforma procesal penal, vigente en todo Chile desde el 16 de diciembre de 2005,  es el producto de años de estudio, debate, análisis y comparación con otros sistemas en el mundo, en lo que participaron parlamentarios y expertos en el sistema penal chileno.

La reforma procesal penal significó un avance cualitativo en el proceso para hacer justicia en Chile. Transparencia, inmediatez, publicidad, oralidad y rapidez son sólo algunas de las características de este sistema que finalmente pudimos aplicar en nuestro país, en un procedimiento que se inició por etapas allá por el año 2000.

Como todo lo creado por el ser humano, la reforma procesal penal es perfectible, evidentemente. Sin embargo, estimamos que hacer cambios a este sistema debe ser el resultado de un análisis profundo y pausado, sin presiones sociales de tiempo ni de ningún tipo, ya que lo que está en juego es la justicia penal chilena y el bienestar de todos quienes habitamos este país.

Mucho se ha dicho que con la reforma se aumentaron los derechos y garantías de los “delincuentes”, dejando de lado los de las víctimas. Sin embargo, ello no es así. Es un hecho probado que desde que la reforma entró en vigencia en nuestro país se ha encarcelado a más personas que en el antiguo sistema y los procedimientos son más rápidos y públicos, de manera que hoy usted y yo sabemos cómo se ha fallado en determinado caso y cómo fueron las actuaciones de jueces, fiscales y defensores.

Cuando se habla de los “derechos de los delincuentes”, quisiera recordar que no son otros que los derechos Humanos que nos asisten a todos, y que son tan simples como ser tratado con dignidad, a tener un juicio justo, a no recibir apremios ilegítimos a la hora de ser interrogados por un delito, a guardar silencio y a confrontar prueba, entre otros.

En cada una de sus decisiones, los jueces se rigen con apego a la ley y si alguna de las partes no estuviera de acuerdo, siempre existe la posibilidad de recurrir ante las Cortes de Apelaciones y, en última instancia, a la Corte Suprema.

Que es posible perfeccionar la reforma procesal penal es un hecho cierto. Sin embargo, antes de llegar a este punto primero se deben emprender acciones concretas. Por ejemplo, que cada uno de los intervinientes y las instituciones auxiliares de la justicia optimicemos día a día la calidad de nuestro trabajo.

Además, se debería mejorar las penas aplicables a ciertos delitos. En este sentido, avanzar con mayor celeridad en la reforma al Código Penal cobra cada vez mayor importancia, ya que el punto crítico que observamos es un tema de fondo y no de forma. Esto es algo que nuestros parlamentarios deben asumir y actuar en consecuencia, ya que es nuestro parlamento el que crea y modifica las leyes que rigen en nuestro país.

Por Ximena Gutierrez Jaramillo,
Defensora  Regional (S) de Aysén.

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