22/12/2014
Columna de opinión:
Defensa Intercultural
El siguiente artículo, escrito por el Defensor Regional de Arica y Parinacota, fue publicado en el diario de La Estrella de Arica.
Por Claudio Galvez Giordano,
Defensor Regional Arica y Parinacota.
Nuestra región de Arica y Parinacota tiene, entre sus principales características, la de ser multicultural. No sólo tenemos la presencia de pueblos originarios, el principal el aymara, y de culturas como la afrodescendiente, sino que además compartimos la rica diversidad de nuestros países hermanos con su fuerte presencia migratoria, debido a nuestra característica geográfica de ser la puerta norte del país.
Esta realidad implica variados desafíos, como sociedad incluyente que aspiramos a ser, algunos de los cuales están a cargo del sistema de justicia. Las distintas realidades culturales, expresadas en forma de tradiciones, cosmovisiones, usos y costumbres, significan una responsabilidad extra para este sistema, que en su deber de velar por la igualdad ante la ley debe estar abierto para comprender e integrar esta diversidad en sus decisiones.
Si bien muchos malentienden la igualdad, creyendo que significa hacer ojos ciegos a la diversidad y aplicar la letra de la ley desatendiendo la realidad, el verdadero significado implica la obligación de hacerse cargo de estos usos y costumbres e integrarlos en las decisiones.
Así, y sólo por mostrar un ejemplo cotidiano en nuestra región, aunque la letra de la ley proscriba la hoja de coca como droga, una justicia equilibrada y entendedora del verdadero significado del principio de igualdad debe necesariamente considerar el uso tradicional ancestral y el significado que ésta tiene en la cosmovisión del pueblo aymara, para decidir los casos concretos.
Los grupos diversos requieren miradas también diversas y abiertas para avocarse al conocimiento de sus problemáticas. Por ello la Defensoría cuenta con equipos especializados en tender estos puentes entre culturas, a fin de facilitar la comprensión de los contextos de realidades culturales distintas, y poder así integrar en la mirada técnica y en la decisión judicial esta diversidad, cumpliendo los imperativos legales que nos gobiernan como país y los éticos que nos rigen como sociedad plural, incluyente y, en definitiva, democrática.
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