Defensor Regional de Maule. 

Estamos ad portas de una nueva celebración del Día Internacional de la Mujer. Lamentablemente, esta fecha tiene una connotación reivindicativa para el género celebrado, lo que en el fondo implica que alguna vez o tal vez aún está postergada o relativizada su importancia en todo orden de cosas, y eso hizo necesario instaurar un día especial para ellas.

Pero más allá de las razones, lo cierto es que nadie debe ser postergado en nuestra vida en sociedad, ni los jóvenes, los migrantes, los representantes de etnias, ni menos -por cierto- las mujeres, ya que hacerlo en su caso sería limitar las posibilidades de más menos el 50 por ciento de la población, lo cual sería una locura  y una torpeza.

La Defensoría Penal Pública sabe de postergaciones y lo mucho que afectan éstas al quehacer nacional y regional. Por lo anterior, en nuestra plana directiva podemos mencionar con orgullo que por primera vez hay cuatro defensoras regionales. Jamás habían sido más de dos en los 14 años de vida de nuestra institución. Además, de los tres más altos directivos nacionales, dos plazas las ocupan actualmente mujeres.

De los 34 defensores con que contamos en la Región del Maule, 11 son defensoras y cada vez más colegas abogadas dan la prueba habilitante para licitar. Además, contamos con 12 funcionarias en nuestro servicio a nivel regional, poco más de un tercio de nuestra planta. 

Es decir, en nuestra institución hay espacio, nunca se le ha negado y es más, una mujer estuvo también al mando de nuestra institución a nivel nacional con particular éxito, por lo cual la participación de la mujer está en nuestro ADN desde el nacimiento de la Defensoría Penal.  

Y muchas veces lo he dicho, un defensor es mucho más que un abogado, debe ser un confidente, un asesor y, muchas veces, un psicólogo o terapeuta, y quién mejor cumple esa misión por sus cualidades de empatía y comprensión son las defensoras por sobre los varones en esta especialidad.

El sistema, además, cuenta con numerosas y valiosas profesionales en todo ámbito: jueces, fiscales, peritos, gendarmes, policías, todas las cuales hacen de este sistema un campo en que la discriminación que subyace en este día internacional no se nota y, me atrevo a decir, tal vez nunca ha existido.

Lamentablemente, el panorama no es tan halagüeño cuando la mujer es imputada del sistema. Si bien las mujeres que son imputadas por delitos en Chile no superan el 20 por ciento, (17,1 por ciento en 2014), las condiciones en las que deben cumplir o esperar el juicio en la cárcel suelen ser más precarias que las de los hombres incluso.

De hecho, en nuestra Región del Maule su condición fue de las noticias más negativas que conocimos en el año recién pasado, ya que el CPF femenino posee una tasa alarmante de sobrepoblación y malas condiciones de vida, las cuales fueron advertidas por la judicatura e incluso provocaron algunas situaciones de conducta al interior del penal, las que fueron convenientemente abordadas por las instituciones competentes.

He ahí la tarea pendiente del sistema, una vez más con las más desamparadas, las mujeres que más repetidamente cometen hurtos y tráfico de drogas, las que caen en prisión embarazadas o con hijos menores de 6 meses, lo que obliga a privar de libertad junto a ellas a un inocente.

Esperemos que este 2015 traiga una solución definitiva para las imputadas y condenadas de Talca y la región toda. Ellas y sus familias lo merecen, y eso sí es una reivindicación necesaria. Más que eso, es su derecho.