23/04/2015
Columna de opinión:
Carabineros y defensores
El siguiente artículo fue escrito por el Defensor Regional de Aysén, Fernando Acuña Gutiérrez, y publicado el jueves 22 de abril por El Diario de Aysén.
Por Fernando Acuña Gutiérrez,
Defensor Regional de Aysén.
Estando a tan pocos días de celebrar el aniversario de Carabineros, quiero sumarme a todos los reconocimientos de la comunidad que, con seguridad, recibirá cada uno de los hombres y mujeres que la integran.
Durante catorce años trabajando como defensor público he aprendido a valorar y estimar el trabajo que Carabineros desarrolla con abnegación, patriotismo y sentido solidario. Nuestros carabineros no sólo son garantes del orden público, sino que han asumido una serie de funciones asociadas a facilitar el poblamiento, la tranquilidad y desarrollo social en los puntos más aislados de la región, como también ser la punta de lanza en caso de emergencia y catástrofes.
Sin embargo, me atrevo a presentar otra visión, al proponer que con el desarrollo del tiempo Carabineros, en la gran mayoría de los casos, ha tomado la opción por constituirse en una institución que promueve el respeto de los derechos humanos y garantías de los individuos.
Así las cosas, una primera aproximación puede hacer pensar que el principal enemigo del defensor es el Carabinero diligente que llegó primero al lugar, que hizo la primera entrevista, que recogió todas las pruebas, que se ciñe completamente al procedimiento, pues su trabajo es sólido inexpugnable.
Sin embargo, es precisamente lo contrario. Nos da a todos seguridad, un pie firme sobre el cual trabajar, sin espacios en blanco o vacíos que llenar, y sobre el cual reconstruir la verdad. Si se respetaron cabalmente los procedimientos es muy probable que también lo hayan sido todos los derechos de los imputados.
Así, además, se encuadra el trabajo del fiscal con elementos objetivos que evitan arbitrariedades y el defensor no es un mago que hará lo posible por construir otra versión, si no por hacer ver la verdadera responsabilidad que asiste a la persona imputada.
A veces hay caídas, es cierto. Algunas graves, pero con certeza representan siempre excepciones que, cuando son conocidas, se sancionan y superan. La regla general es ser profesionales, siempre mejorando sus estándares de trabajo y respeto por las personas. Cuando ello ocurre, corresponderá a todos y cada uno de los intervinientes hacerlo presente y buscar las responsabilidades del caso.
De vez en cuando nos toca asistir profesionalmente a alguno y luchar porque se respete -también en su caso- la presunción de inocencia e igualdad ante la ley, pues curiosamente se suele ser más duro con ellos que con el resto, y después mucho más olvidadizo a la hora de reconocer sus derechos.
De cara al futuro, es motivo de satisfacción y orgullo para todos los chilenos corroborar el proceso de crecimiento institucional y alentarles a continuar en la senda de garantizar, promover y respetar los derechos de las personas.
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