28/11/2007
No des jugo...
Columna de Roberto Vega Taucare, Defensor Penal Público de Antofagasta
El último spot de CONACE muestra a un grupo de amigos donde uno de ellos, casi en coma etílico, tropieza sobre las cosas y las personas. En suma, como dice la jerga popular está "dando jugo". Luego, aparecen rostros congestionados y ojos enrojecidos, primeros planos de intentos para jugarle la clásica broma de pintarle la cara o colocarle objetos en su boca; o peor aún, amenazando con subir su imagen a youtube, mientras le gritan "fúmate otro". Acto seguido "el jugoso" se pone de pie, mira la pantalla, da unos consejos a sus potenciales receptores, (los jóvenes que consumen drogas lícitas e ilícitas en exceso) y finaliza con un rotundo: "no des jugo".
Así CONACE expresa visualmente ciertas políticas públicas de prevención, control y represión del consumo de drogas. Su sola observación, llama a contrariedad y asombro, claro esta; en el ámbito que me compete, es decir, como operador del sistema de enjuiciamiento criminal. En este punto, trato de entender el sentido normativo que pueden tener ciertas intervenciones del poder estatal, en ámbitos tan delicados o controversiales, como lo es la sanción penal para el uso y abuso de drogas lícitas e ilícitas en exceso.
Este coloquial término, encierra el más profundo sentido de una política realista, que no sólo aborde la prevención, sino que ofrezca protección para quienes efectivamente consumen drogas. Las imágenes en cuestión, llaman derechamente a ser responsable en el consumo, sin excesos; sin que la experiencia del consumo con ocasión de divertimento, sea motivo de desgracia. Estas palabras, encierran cuestiones centrales en el ámbito de aplicación de una política de reducción de daños, la cual debe abordar necesariamente una realidad, (cual símil, en la promoción estatal de utilización de métodos anticonceptivos, la que reconoce que los jóvenes están viviendo su sexualidad, y que no sólo son personas, en tanto peden ser sancionados por la comisión de un delito o ser un posible elector).
Esta pequeña apertura visual, puede generar espacios de discusión en torno a implementar una política de reducción de daños; en donde se expresen formas y maneras de enfrentar situaciones que encierran riesgos para la salud del consumidor, o como testear la calidad de la sustancia que se consume, o qué hacer y no hacer en caso de intoxicación, o la articulación de una red de protección de Salud Pública para la ingesta excesiva de droga, sólo por dar unos ejemplo. Sin embargo, junto a lo auspicio de dicho espacio, en el ámbito del debate de una política de reducción de riesgos, militan en paralelo, las contradictorias normativas de represión de la tenencia y producción con fines de consumo o de autoabastecimiento de droga. Esta contradicción es manifiesta, pues el abrir un debate hacia una política de deducción de riesgo, implica necesariamente abrirlo a invitados de piedra como lo son la voluntariedad en el consumo, el libre albedrío; y a su vez, el repensar las formas de intervención estatal y el bien jurídico protegido en la infracción de esas normas penales, entre otras materias.
Estos son los temas a abordar, si lo que se quiere es implementar de forma seria y científica, una política que enfrente la realidad del consumo de drogas lícitas e ilícitas, que no se reduzca tan sólo a un rotundo "no des jugo".
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