Sala de Prensa

26/10/2016

Columna de opinión:

La suspensión condicional

El siguiente artículo, escrito por el Defensor Regional de Arica y Parinacota, fue publicado en el diario de La Estrella de Arica.

El Defensor Regional de Arica y Parinacota, Claudio Gálvez Giordano.

El Defensor Regional de Arica y Parinacota, Claudio Gálvez Giordano.

Por Claudio Gávez Giordano,
Defensor Regional Arica y Parinacota.

El sistema penal prevé múltiples maneras de evitar la experiencia carcelaria en los casos en que ésta aparece a todas luces como desaconsejable, como por ejemplo en personas primerizas o que no exhiben compromiso delincuencial, en delitos de poca monta u otras circunstancias similares.

Una de las primeras maneras de ejercer esta selectividad del sistema es por medio de las llamadas salidas alternativas, en que se busca poner un pronto término al conflicto penal, buscando una salida más adecuada que el juicio y su sentencia, atendidas la especiales condiciones del caso.

La suspensión condicional del procedimiento es una de estas salidas alternativas, y consiste -como su nombre lo dice- en suspender el procedimiento penal que se está llevando contra una persona, imponiéndose a ésta que cumpla ciertas condiciones por un período.

Si las cumple satisfactoriamente y no es formalizado durante dicho período por ningún otro delito, la causa se sobresee definitivamente. Como se suspende antes de que exista acusación siquiera, la suspensión no implica aceptar responsabilidad en el hecho y no deja registros ni antecedentes penales.

Como se trata de un beneficio orientado básicamente a evitar los problemas del sistema penal a personas sin compromiso delictual, se requiere no haber sido condenado anteriormente ni tener otra suspensión vigente y que se trate de un delito menor (pena máxima de tres años de privación de libertad).

Las condiciones a que se puede someter a la persona son muy variadas, pudiéndose elegir las más adecuadas al caso concreto, que van desde abstenerse de acercarse a ciertas personas, hasta someterse a tratamientos médicos o sicológicos, estudiar o trabajar, pagar indemnizaciones, hasta incluso dos años de suspensión de licencia de conducir en caso de los manejos en estado de ebriedad.

En general, sus tasas de cumplimiento son muy satisfactorias y vienen a demostrar lo saludable que resulta no tener siempre la cárcel y la estigmatización como única respuesta del sistema frente a todos los conflictos que se le presentan.

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