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¿Extender una pésima ley?

08/11/2017

Columna de opinión:

¿Extender una pésima ley?

El siguiente artículo, escrito por el Defensor Regional de Arica y Parinacota, fue publicado en el diario de La Estrella de Arica.

Claudio Gálvez, Defensor Regional de Arica y Parinacota.

Por Claudio Gálvez Giordano,
Defensor Regional Arica y Parinacota.

La Comisión de Seguridad Ciudadana de la Cámara de Diputados acaba de aprobar, por 6 votos contra 3, la propuesta de extender el control preventivo de identidad a menores de edad (menores de 18 años y mayores de 16), dando así un primer paso en dirección a legislar sobre la materia.

Lo llamativo del caso es que se trata de extender una herramienta ampliamente cuestionada desde el punto de vista de los derechos de las personas y que desde las cifras ha demostrado derechamente su inutilidad.

La propia fundación Paz Ciudadana demostró la ineficacia del control preventivo, tras analizar las cifras producidas desde su implantación, concluyendo que ni hay más controles, ni éstos disminuyeron la cantidad de órdenes de detención pendientes (lo que era su mayor fundamento) y que, abiertamente, lo que se ha producido es una disminución de los controles de identidad investigativos, más eficaces para perseguir el delito, más respetuosos de los derechos de las personas, al requerirse indicios para controlar a alguien y ser éstos controlables por el juez, y que incluso exhibían mejores cifras respecto de las órdenes de detención pendientes (casi el doble de efectividad).

Por otra parte resulta infantil el argumento de que ha aumentado la delincuencia juvenil basado simplemente en la intuición, en el “todos lo saben”. Las cifras nuevamente desmienten en forma tajante dicha fundamentación: entre 2011 y 2016 los adolescentes defendidos por la Defensoría (cerca del 98 por ciento del universo total) han disminuido un 25 por ciento.

La Fiscalía, en tanto, muestra que entre 2008 y 2016 el número de adolescentes aprehendidos por supuestos delitos ha disminuido en un 42,3 por ciento.

Legislar con escasa evidencia empírica, o derechamente contra ella, es una pésima política que lamentablemente se está convirtiendo en costumbre. Ojalá en este punto la cordura se imponga y no debamos nuevamente lamentar un triunfo de la demagogia y el populismo penal.

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