12/03/2013
Columna de opinión:
La cárcel de Copiapó: un problema pendiente
El siguiente artículo, escrito por el Defensor Regional de Atacama, fue publicado por el diario Chañarcillo.
Hace algunas semanas fuimos testigos de un violento motín en la cárcel de Antofagasta. En la ocasión, un grupo de reclusos se parapetó en el techo del recinto penitenciario, prendió fuego y tomó como rehén a un funcionario de Gendarmería. Nuevamente una situación conflictiva llamaba la atención del país sobre la realidad de sus cárceles.
Desde que asumí como defensor regional he manifestado a cada una de las autoridades regionales con las que me he reunido nuestra profunda preocupación por la situación de la cárcel de Copiapó y la situación que viven los internos recluidos en su interior.
La cárcel de nuestra ciudad, enclavada en una de sus principales avenidas, es un inmueble antiguo, donde el paso del tiempo se evidencia en cada rincón. Por años ha sido acondicionada inorgánicamente para los requerimientos constantes de mayor ingreso de personas privadas de libertad, lo que la convierte en un recinto con una de las tasas de mayor hacinamiento penitenciario del país.
Allí conviven mujeres, madres con sus hijos, hombres y jóvenes entre estrechos muros y callejones, vulnerables al extremo calor del verano y a los fríos nocturnos e invernales.
Estamos claros de que existe un compromiso gubernamental y una preocupación efectiva de las autoridades regionales por hacer realidad un nuevo recinto para la ciudad, pero lamentablemente vemos en Atacama que pasa el tiempo y no hay noticias concretas sobre la materia.
Creo que es necesario que no sólo las autoridades estén incorporadas en este problema, sino que la sociedad copiapina y regional entienda y se sensibilice con este tema. Es decir, que comprenda que no podemos seguir con una cárcel como la que tenemos, porque no cumple con los mínimos estándares de calidad que aseguren un piso de dignidad a los reclusos.
Como todos sabemos, los presos solo están privados de su libertad, pero no del resto de los derechos fundamentales que nuestra Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos aseguran. Pero, además, porque la actual cárcel reviste una inseguridad latente, que perfectamente podemos prevenir.
No conozco persona entendida en el tema o ligada al tema carcelario que no coincida en un diagnóstico lapidario sobre el actual Centro de Cumplimiento Penitenciario de Copiapó y la necesidad apremiante de contar con un recinto seguro, que garantice una verdadera reinserción social de los reclusos.
Ahora, que estamos comenzando el año laboral en pleno, creo que es nuevamente pertinente poner la cuestión de una cárcel moderna y segura para Copiapó entre las urgencias de nuestra región y desde ya ofrecemos todo nuestro conocimiento y trabajo para lograrlo.
Una región y una comunidad no sólo progresa cuando crece económicamente, sino también en la medida que logra un mayor grado de eficiencia institucional y respeto por todos los grupos sociales. Por cierto, en materia carcelaria estamos en deuda.
Por Raúl Palma Olivares,
Defensor Regional de Atacama.
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