Sala de Prensa

31/05/2013

Charla de la Defensoría para pequeños agricultores aymaras.

Difusión de derechos en la Arica profunda

El propio Defensor Regional (s) viajó hasta uno de los enclaves de agricultores, a 35 kilómetros al interior del Valle de Azapa, para explicarles los derechos que tienen ante el Sistema Penal.

Héctor Mérida Céspedes
Defensoría Regional de Arica y Parinacota

En un cordial encuentro con esforzados agricultores se transformó la charla de difusión de la Defensoría Regional de Arica y Parinacota realizada en un caserío llamado Pampa Algodonal, en el último tramo cultivable del Valle de Azapa, ése que comienza en las afueras de la ciudad de Arica y sigue en línea casi recta hasta la cordillera. La actividad se realizó en la tarde del lunes, ocasión en que los lugareños están temprano en sus hogares, luego de un fin de semana dedicado a la distribución y venta de sus productos en los mercados de la ciudad.

En la oportunidad el Defensor Regional subrogante, Raúl Gil González, la facilitadora intercultural, Inés Flores y la pasante de Derecho Chelyl López,  emprendieron una incursión hasta ubicar la sede social del lugar. En esa zona sólo transitan de forma habitual los pequeños agricultores, quienes cultivan fundamentalmente hortalizas.

“Mostraron gran interés por los temas tratados, fueron especialmente receptivos e hicieron varias consultas sobre la función de la Defensoría Penal y la situación que les afecta, considerando la condición de migrantes de algunos de ellos”, recuerda Raúl Gil González, al hacer un recuento de esa reunión.

La facilitadora intercultural, Inés Flores, explica que “es muy difícil reunirlos, ya que sus labores los mantienen al interior de sus parcelas, aislados entre sí. Para poder convocarlos tuvimos que contactar antes a sus dirigentes,  Basilio Butrón y Gregorio Quispe, y cumplirles en llegar a dar la charla aunque los asistentes hayan sido sólo 8 personas. Para ellos es muy importante ser considerados aunque sean tan pocos”, concluye.

El Valle de Azapa es, en términos sociológicos lo que podríamos llamar el “Arica Profundo”, es decir una zona en donde viven centenares de personas que pasan inadvertidas porque las labores agrícolas las mantienen poco visibles, aisladas, manteniendo costumbres ancestrales. Y esas familias son difíciles de reunir, así que la difusión que se pueda hacer tiene un valor agregado adicional.

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