Sala de Prensa

29/09/2015

En charla a docentes de la Comisión Provincial de Convivencia Escolar

Defensor juvenil de Rancagua expuso sobre defensa, justicia y convivencia escolar

El objetivo de los educadores era discutir cuál es el mejor camino para orientar y -si es necesario- sancionar a los adolescentes que infringen la norma escolar y en qué minuto una mala conducta debe ser judicializada.

Por Andrea Contreras Márquez,
Defensoría Regional de O'Higgins.

En la región de O’Higgins no son pocos los casos de conflictos ocurridos en el entorno escolar que se han llevado a tribunales. Riñas menores entre estudiantes, consumo de marihuana en el baño de los establecimientos, simples amenazas entre adolescentes –por citar algunos ejemplos- han terminado con alumnos detenidos en calabozos policiales y luego llevados ante un juez, con el consiguiente daño y/o trauma para los menores.

¿Cuál es el límite entre una falta o delito consignado por el Código Penal y una actitud errada, que sólo debe ser resuelta en el mismo entorno escolar? Precisamente de eso trató una charla del defensor público juvenil de Rancagua, Rodrigo Cabezas, ante la Red de Coordinadores de Convivencia Escolar del Departamento Provincial de Educación, contexto en que abordó éste y otros temas referidos a la inclusión en aulas, escuelas y liceos.

Cabezas explicó la labor y misión de la Defensoría Penal Pública y su trabajo especializado, centrado en los contenidos de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente (LRPA).

Se refirió particularmente a cómo esta normativa se construye sobre la base de un profundo respeto por los derechos del niño, lo que enfatiza la posibilidad de reinserción social por sobre la marginación y el castigo.

EDUCACIÓN O CASTIGO PENAL
También explicó -desde su experiencia- el desmedro que causa en los niños y niñas el hecho de pasar por un calabozo y un tribunal, cuando se trata de problemas abordables desde la educación y no desde el castigo penal.

Cabezas dijo entender el problema disciplinario que pueden presentar menores que vienen de ambientes marginales y nada amables, lo mismo que el esfuerzo que exige a los docentes la educación de estos jóvenes.

Sin embargo, aclaró que "las conductas que en el marco de un liceo o escuela puedan parecer desafortunadas, para la justicia penal son una falta tan menor, que el adolescente será amonestado o recibirá alguna sanción tan mínima, que no vale la pena el daño y la mala experiencia de haber pasado por el sistema judicial”, aseguró.

El comentario final fue de la Seremi de Justicia, Yosselyn Moyano, quien empatizó con los docentes y destacó la importante labor educativa que realizan, agradeciéndoles que antes que el castigo privilegien "la orientación y formación necesaria para hacer de nuestros adolescentes buenos hombres y mujeres en el futuro".

 

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